Blasphemous, el videojuego de los sevillanos The Game Kitchen (2019), ha sido comparado en su recepción con la saga Metroidvania y Soulsborne, y, a pesar …
Opinión
Octopath Traveler: Ocho caminos y una historia
Tal y como comienza el Octopath Traveler, es muy fácil pensar que estamos ante 8 historias inconexas, que siguen su camino sin pararse a pensar …
SIMPLEMENTE GRIS
¿Alguna vez habéis perdido a alguien o algo muy querido? Los primeros segundos no os creéis que esa persona o cosa ya no esté. Vuestra …
DARKEST DUNGEON: No hay valentía sin locura
“Ármate de valor y recuerda: no puede haber valentía sin locura.” El ancestro y narrador de Darkest Dungeon, el videojuego indie de RedHook (2016) anuncia …
Google Stadia o cuando los Reyes Magos se quedaron a medio camino
En el último mes, Google se ha ganado un hueco en mi vida gamer, que posiblemente era la única faceta de mi existencia en la …
Narrativa y mecánicas: ¿una relación imposible?
Uno avanza por la isla de RiMe (Tequila Works, 2017) sabiendo que se acerca a un final emotivo. Y eso ya añade presión a la experiencia jugable: parece que si uno no se emociona ni siente nada está jugando de manera equivocada. Sin embargo resulta difícil dejar paso a la emoción cuando por el camino se encuentra un puzle tras otro que acaba convirtiendo la travesía en un pelín repetitiva. Yo, por ejemplo, no dejaba de pensar: “Contadme más”.