La reconquista cultural: Blasphemous como acto de resiliencia Andaluza

Ilustración de cabecera realizada por Pelusa Orbital y Kat Libres Líos.

La intrincada relación entre la identidad andaluza y la narrativa nacional española ha sido un tema de profundo análisis en el ámbito de la antropología y la sociología. El pueblo andaluz ha experimentado una usurpación de su historia y esencia, siendo relacionado, con frecuencia, como «patrimonio español”, lo cual ha contribuido a la perpetuación de estigmas en el imaginario colectivo y en la representación audiovisual. En este contexto, la creación de un videojuego hecho por andaluces que explora las costumbres locales, y que aportan valor, por ejemplo, con la presencia de actores de doblaje con acento andaluz, busca reivindicar la identidad andaluza. Por ende, planteo la siguiente pregunta: ¿Es Blasphemous (The Game Kitchen, 2019) la reivindicación que el mundo audiovisual necesitaba para devolver al pueblo andaluz lo que le ha sido, durante años, arrebatado, demostrando su talento, inteligencia y esencia propia independiente del beneplácito y de la oportuna apropiación del resto de España?

La historia de la cultura andaluza ha sido eclipsada y diluida de su singularidad. La asignación del pueblo andaluz como «patrimonio español» ha contribuido a la apropiación de su historia y esencia, relegando así a estigmas de puertas para fuera.

Durante décadas, e incluso siglos, la cultura andaluza ha sido objeto de estigmatización y ridiculización por parte de aquellos fuera de nuestra región.

Los trajes de flamenca, por ejemplo, una manifestación vibrante de la identidad andaluza, ahora son utilizados en eventos de carácter nacional e incluso se exportan como parte de la imagen estereotipada de España.

¿Cómo es posible que algo tan arraigado en nuestra cultura se haya convertido en un simple disfraz, desprovisto de su autenticidad y significado original? Esta apropiación flagrante no solo trivializa nuestras tradiciones, sino que también contribuye a la homogeneización de la diversidad cultural que enriquece nuestra nación.

En el cine, los andaluces han sido retratados con estereotipos que los presentan como catetos, vagos, pobres o analfabetos, perpetuando una imagen distorsionada que ha contribuido a la marginación y la discriminación. Sin embargo, desde hace unos años, hemos sido testigos de la emergencia y el reconocimiento global de figuras emblemáticas de Andalucía, como Federico García Lorca, Diego Velázquez, Antonio Banderas, Lola Flores, Victorio & Lucchino, e incluso Carmen Sevilla. Estos talentos han trascendido las fronteras regionales para convertirse en iconos reconocidos a nivel internacional, elevando así la reputación de Andalucía en el escenario mundial.

Pero, paradójicamente, una vez que estas figuras alcanzan la fama y son reconocidas a nivel nacional e internacional, observamos cómo son despojadas de su identidad andaluza para ser presentadas únicamente como símbolos de la identidad española. Es como si, al trascender las fronteras de nuestra región, se les arrebatara su conexión con su tierra natal, desplazados a una categoría más amplia y abstracta.

Esta tendencia de apropiación cultural no solo es preocupante, sino también injusta. La rica herencia de Andalucía no debe ser utilizada como un accesorio conveniente para embellecer la imagen de España ante el mundo. Es imperativo reconocer y respetar la singularidad de nuestra cultura, en lugar de diluirla en una narrativa simplista y homogénea.

Blasphemous se alza como una respuesta a este proceso, al sumergirse en las raíces andaluzas y narrar una historia auténtica que desafía la apropiación cultural. Al presentar una representación genuina de la cultura andaluza, desafía los estigmas arraigados en el imaginario colectivo. La inclusión de actores de doblaje con acento refuerza la autenticidad lingüística, desafiando la norma que ha relegado los acentos regionales, resultando como normal la utilización del “acento neutro”, el cual no es más que una mera forma de generalizar una cultura lingüística rica que, cada vez más, se ve borrada y expropiada en nuestro día a día. Encontramos el mismo supuesto en el campo del periodismo, en el que muchos estudiantes de la carrera son alentados a que si no neutralizan su acento, jamás podrán encontrar trabajo.

Este videojuego se convierte así en una herramienta para desmontar prejuicios, evidenciando que el pueblo andaluz posee una identidad rica, que merece reconocimiento propio, sin el respaldo del nombre “España”.

La creación de Blasphemous no sólo destaca la riqueza cultural de Andalucía, sino que también subraya que el talento andaluz no necesita ser homogeneizado bajo la etiqueta de «español». Al contar historias desde su perspectiva, el juego muestra una narrativa que trasciende la imposición cultural, destacando que el pueblo andaluz tiene talento, inteligencia y esencia propios, independientemente de la narrativa nacional impuesta.

Se revela como una reivindicación necesaria en el mundo audiovisual, proponiendo la restauración de la identidad andaluza. Al explorar la cultura andaluza con meticulosidad y autenticidad, este videojuego no únicamente desafía la narrativa impuesta desde fuera, sino que también demuestra que el pueblo andaluz puede contribuir significativamente al desarrollo personal, social y cultural sin necesidad de ajustarse a los moldes preestablecidos.

El concepto de cultura, entendido como el sistema común de vida de un pueblo, se hace evidente en la experiencia andaluza. Aunque algunos niegan la existencia de una cultura andaluza específica, la realidad es que esta región ha forjado una identidad a través de su historia, adaptación al entorno y transmisión social. La existencia de modos de producción discontinuos no excluye la presencia de una cultura global andaluza.

La pregunta sobre la identidad cultural del pueblo andaluz se responde en la resiliencia ante la apropiación y estigmatización. Se presenta como un ejemplo de esta resistencia, reafirmando que la cultura andaluza no es una mera extensión de lo español genérico, sino una entidad diferenciable con características comunes entre sus diversas regiones.

El futuro de la cultura andaluza, como se refleja en Blasphemous, no solo se vislumbra como una continuación de la lucha por la preservación de su esencia, sino como una contribución valiosa al mundo audiovisual. Este videojuego, al destacar las raíces locales, desafía las tendencias homogeneizadoras y ofrece una expresividad única que resuena más allá de las fronteras del mercado global.

Aunque algunos niegan la existencia de una cultura andaluza específica, la realidad es que esta región ha forjado una identidad a través de su historia, adaptación al entorno y transmisión social.

Blasphemous demuestra que el videojuego español, al centrarse en sus raíces culturales, puede ser un medio poderoso para la preservación y celebración de la diversidad.

El reconocimiento de la identidad andaluza como algo único y valioso es un paso crucial hacia la construcción de narrativas más auténticas y enriquecedoras en el ámbito audiovisual.

Entendemos que Andalucía emerge dentro de este país, pero esta provincia, y tantas otras, necesita volver a brillar por sí sola.

Entendiendo que, como provincianos, no queremos que España deje de disfrutar de nuestras, y otras, costumbres, sino que se nos devuelva la presencia, la titularidad y pertenencia que durante tantos años se nos ha usurpado.

Conglomeran nuestras tradiciones en un cómputo general, se aprovechan y vanaglorian de ellas cuando ha sido conveniente, mientras que tantos años atrás han sido borradas, tachadas y estigmatizadas.

Alma Moncayo Galdón

Desarrolladora de videojuegos, creadora de contenido y amante de los títulos cozy y de gestión. Empezó sus andaduras en este mundo con Spyro y Rayman de la PlayStation 1.

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2 comentarios

  1. ¡Qué chulo! Ayer vi el programa que hicisteis en Twitch y me quedé con ganas de leer este artículo. La verdad es que es maravilloso.

  2. Extraordinaria la visión de como se a tratado la Cultura Andaluza….

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