Ilustración de cabecera realizada por Sara Spegguetti.
Normalmente no suelo hacer publicidad, especialmente a grandes plataformas como Netflix. Sin embargo, no es la primera vez que menciono esta aplicación de streaming como una de las primeras en introducir el videojuego en el cine (como ya exploré en otro artículo, ¿Cine y videojuegos, un amor imposible?).
Hoy quiero hablar sobre los juegos de móvil. Nunca me han atraído mucho, debo admitirlo. Siempre los he encontrado demasiado simples o poco interesantes. Al principio, me intrigaron un poco cuando obtuve mi primer móvil con pantalla táctil. Al igual que Nintendo adaptó el medio del videojuego a la consola, el videojuego también se adaptó a las posibilidades del móvil.
Mis juegos favoritos eran los de puzles, especialmente los scape-rooms. Podíamos utilizar la pantalla táctil, pero también girar el móvil y el juego reconocía este movimiento, similar a lo que vemos ahora con la Switch.
Aunque tengo ciertas reservas sobre las adaptaciones de algunos juegos, he de reconocer que el móvil se ha convertido en el medio más utilizado, lo que ha hecho necesario adaptar grandes juegos como Call of Duty (Activision, TiMi Studios, Tencent Games, Timi Studio Group, 2019) para llegar a más público.
Sin embargo, siempre he mantenido la misma opinión sobre estos videojuegos, excluyendo algunas excepciones: considero que son videojuegos cuyo principal objetivo es el «pay to win» (pagar para ganar). Estos juegos suelen tener dos tipos de moneda: la moneda del juego y la que puedes comprar con dinero real. Aunque se llaman «gratuitos», puedes descargarlos sin costo alguno, pero algunos requieren que inviertas tiempo o dinero para avanzar. Algunos incluso te obligan a publicitar el juego o a que tus amigos jueguen para avanzar, o simplemente te instan a pagar. *Cof* *cof* Candy Crush (King, 1012) *cof* *cof*.
Pero no estoy aquí para denunciar este tipo de entretenimiento que pierde el verdadero espíritu del juego, que es la diversión y compartirlo con amigos. Prefiero pagar una vez por mi compra y no tener que volver a pagar más, en lugar de llevar un «alquiler», como ocurre con otros juegos, o tener que comprarlo y luego seguir pagando dentro del mismo para poder seguir jugando *Cof* cof* World of Warcraft (Blizzard Entertainment, 2004) *cof* *cof*.
Dejando estos debates a un lado, que podrían ocupar un artículo por sí solos, hoy quiero hablar sobre los juegos de móvil, específicamente los que ofrece Netflix (no pretendo hacer publicidad a la plataforma).
Como estos últimos meses apenas he tenido tiempo para jugar, algo que realmente disfruto, tuve que buscar algo en la App Store para entretenerme. La búsqueda fue infructuosa, todos los juegos estaban plagados de publicidad. Esta publicidad interrumpía la experiencia de juego o te obligaba a elegirla para ganar dinero más rápidamente dentro del juego.
Después de descargar varios juegos de gestión, combate, cortar frutas, moda, citas, puzzles… sin encontrar nada interesante o divertido, decidí entrar en Netflix desde el móvil para ver si encontraba alguna serie o película que me sacara del aburrimiento. Entonces lo vi, vi la opción de juegos de Netflix.
Al principio me sorprendió un poco e incluso tuve sentimientos encontrados. Por un lado, me alegra que hayan añadido este servicio de forma gratuita, pero, siento que estoy haciendo publicidad a la plataforma al mencionar los juegos que ofrece. Así que, de nada, Netflix. PA-GA-ME.
Yendo al grano, voy a hablar de dos juegos de Netflix muy diferentes entre sí, pero que me resultaron curiosos, entretenidos y muy divertidos.
El primero se llama Storyteller (2023), de Daniel Benmergui. Es un clásico juego de puzles, pero su premisa es la creación de historias. Tienes un título, una cantidad limitada de viñetas, algunos personajes y escenarios. Tú creas la historia siguiendo la premisa dada. Por ejemplo: Un hombre muere a manos de otro. Tienes dos hombres, un escenario de tumba y otro con una pistola en el centro, y dos viñetas para colocar los escenarios. Este puzle es sencillo, pero se vuelve más complicado a medida que avanzas, con premisas más difíciles o referencias claras a novelas u obras de teatro.
El segundo juego es Inmortality (2022), de Sam Barlow. Ya he hablado de él y de su enfoque cinematográfico y detectivesco en el diseño de videojuegos. Este juego me llegó profundamente. En el juego, seguimos el metraje de varias producciones para descubrir qué le ha ocurrido a una actriz. Para obtener más tomas de las películas, debemos pausar la cinta y ampliar lo que deseamos dentro del fotograma. Por ejemplo, vemos una escena de la actriz vestida de monja y queremos saber más. Pausamos, ampliamos la cara y voilà, tenemos otra escena de la misma actriz, pero esta vez no está vestida de monja, sino en una entrevista de televisión. ¿Y si queremos saber quién es el presentador? Repitiendo esta mecánica, obtenemos información de todo lo que se ha grabado, desde tomas falsas hasta juegos con las cámaras… Y de repente, suena un disparo. No quiero seguir contando más porque lo emocionante de estos videojuegos es la investigación.
En definitiva, a través de estos juegos, quiero ofrecer la oportunidad de explorar nuevas formas de entretenimiento más allá de los modelos tradicionales de los juegos móviles. Por ello, os animo a probarlos, ya que destacan por su creatividad, narrativa y experiencia única.