Artículo ilustrado por Claudia.
Bueeeeeeeeeeenas noches, queridas lectoras de Terebi Magazine y bienvenidas, una semana más, a vuestra web favorita sobre videojuegos. Soy GataPixelada y seré vuestra anfitriona en este artículo. Hoy os hablaré de Killer Frequency (Team 17, 2023) y de su maestría para generar tensión.
Año 1987. Nuestro protagonista es Forrest Nash, un famoso locutor que ha pasado de vivir en Chicago y presentar un programa de radio con millones de oyentes, a trabajar en una modesta emisora en Gallows Creek. El motivo de su “destierro” no es importante para la trama, pero sí que explica el comportamiento de Nash, al que no le apasiona verse “atrapado” en un pequeño pueblo donde nunca pasa nada… hasta que pasa algo. Y algo grande. Durante la emisión del programa, recibirá una llamada inusual: han asesinado al sheriff, su ayudante está inconsciente y solo se pueden hacer llamadas locales, por lo que pedir ayuda al exterior es imposible. La única solución es ir al pueblo más cercano para buscar ayuda, y esa tarea recae en Leslie, la teleoperadora de la policía. Pero antes de irse, endosa el papelón encomienda la noble tarea de ayudar a les vecines con sus problemas a nuestro locutor favorito y a su productora, Peggy. Lo malo es que el pueblo se enfrenta a un antiguo asesino en serie conocido como el “Hombre del silbido” que murió hace más de veinte años. Pero los fantasmas no pueden pasearse por las calles armados con un cuchillo… ¿o sí?
Y después de esta cuña publicitaria… un sencillo tutorial sobre como aplicar un torniquete.
Killer Frequency es una aventura de terror bastante atípica que cuenta con una premisa sencilla pero innovadora: mientras presentamos nuestro programa de radio, estaremos obligades a responder llamadas de personas perseguidas por un asesino, el cual acabará con sus vidas si nuestras decisiones no son las acertadas. Desde guiar a une oyente por un laberinto hasta proporcionar consejos médicos a una víctima apuñalada, cada llamada desencadenará un escenario único que requerirá de nuestro ingenio para resolverlo.
Los videojuegos de terror han experimentado una evolución constante desde que aparecieron los primeros títulos del género: Alone in the Dark (Infogrames, 1992), Resident Evil (Capcom, 1992), Silent Hill (Konami, 1999), Project Zero (Tecmo, 2001)… todos han mostrado su visión del miedo desde un prisma diferente. Sin embargo, hay un elemento en este tipo de obras que va más allá de la tecnología y sigue siendo eficaz, lo que no se ve. Porque muchas veces, aquello que se nos oculta puede ser aún más aterrador que lo que se presenta ante nuestros ojos. Y Killer Frequency sabe jugar muy bien con ese elemento.
Uno de los aspectos que más me gusta de los juegos de terror es su capacidad para estimular nuestra imaginación. Si se nos presenta un escenario desconocido en el que no sabemos qué acecha en la oscuridad, nuestra mente comenzará a llenar los espacios en blanco con lo peor que se nos ocurra. Esto crea una sensación de ansiedad y temor que es difícil de igualar en otros géneros.
Y ahí es donde radica la genialidad de Killer Frequency, en su enfoque sensorial. La ausencia de sangre o gore, combinada con una narrativa en la que los diálogos son la estrella, crean una atmósfera intensa que impacta de manera efectiva. Confiar en nuestros oídos se convierte en la clave para enfrentar el terror, donde lo invisible resulta más horrible que lo que se revela.
Debido a que nuestro protagonista está atrapado en la estación de radio, toda la acción llega a través del teléfono de la emisora. En lugar de ver al asesino y sus crímenes de forma directa, en el juego solo podemos oír lo que pasa al otro lado del auricular. Escuchamos las voces angustiadas de les vecines del pueblo en busca de ayuda, acompañades por una banda sonora compuesta por pasos, puertas que se cierran o se abren, susurros, alarmas… y el característico silbido del asesino, que nos recuerda que nuestre interlocutore puede morir en cualquier momento. Por eso Ees importante pensar rápido y usar los recursos de los que disponemos en la emisora para conseguir que nuestre angustiade oyente escape con vida.
La historia de Killer Frequency está contada de una manera que nos atrapa desde el primer momento. Pero el juego no solo destaca por su narrativa, hay mucho más, y se nota que han tratado con mimo cada detalle. El punto de vista en primera persona, el entorno lleno de referencias ochenteras, la originalidad a la hora de resolver los puzzles, la actuación de doblaje… todo genera un ambiente en el que nos sentimos cómodes. Pese a que ahí afuera hay alguien que se dedica a acuchillar a la gente. Pero eso solo es un pequeño detalle sin importancia.
Otro detalle importante dentro de la trama es que el juego no solo destaca por su capacidad para construir una historia llena de tensión y miedo, si no que, además, es divertido. Las llamadas de bromistas y de otros personajes peculiares (mención honorífica al insistente dueño de una pizzería local), aportan un toque humorístico a la trama. El título aprovecha la vibra del terror de los años 80 y se divierte con ella. Mientras estamos en la cabina de DJ, podemos jugar con los controles de volumen e incluso contamos con una mesa de efectos de sonido. Y, si nos apetece, tenemos la opción de poner una alegre melodía, las típicas risas enlatadas o incluso el clásico «ba-dum-boom-tish» mientras hablamos con alguna víctima perseguida y aterrorizada por “El Hombre del Silbido”. Es absurdo, pero muy divertido.
Por desgracia, estas acciones, más allá de conseguir unas risas ocasionales por nuestra parte, no tienen ninguna relevancia en el transcurso de la historia.
Aunque la finalidad del juego es salvar a todas las posibles víctimas del asesino, no todo es hablar en la pequeña emisora de Gallows Creek. El juego comienza con la limitación de estar atrapades en la cabina de DJ, pero a medida que avanza la historia, distintas zonas de la estación de radio se vuelven accesibles y podremos pasearnos por sus diferentes habitaciones. Incluso saldremos al callejón trasero durante un breve período del juego. Lo que al principio parece ser un área relativamente pequeña, se va expandiendo a medida que avanzamos, y hay mucho que descubrir. Vale, hay un asesino suelto por el pueblo, pero eso no implica que no podamos explorar y disfrutar con los diferentes guiños y la fantástica ambientación retro del título. Si nos fijamos en el mapa de la ciudad, las distintas revistas, pósters o incluso la moqueta del suelo, nos daremos cuenta de la gran cantidad de referencias al terror de los años 80 que se han incluido. Pero no solo de nostalgia vive el juego y las secciones de exploración serán necesarias para encontrar pistas que nos ayuden a salvar a les vecines de la ciudad. Además, encontraremos coleccionables en forma de vinilos ocultos que añadirán variedad a nuestra lista de reproducción.
Killer Frequency es un juego que me encanta y creo que juega con el horror de una manera brillante. Cuenta con una historia fantástica llena personajes maravilloses y una escritura muy inteligente y divertida. Pero… tiene un par de problemas, es demasiado corto y, por lo menos en mi caso, poco rejugable. No me llevó más de 5 horas pasármelo y salvé a todes les vecines. Puede que si en mi primera partida hubiesen muerto más personajes, habría valido la pena intentarlo de nuevo para rescatar a todes. Sin embargo, no fue el caso. Probé a jugarlo “a la inversa”, es decir, tomando las peores decisiones, pero no lo llegué a terminar. Eso sí, os puedo asegurar que los comentarios del bueno de Nash harán que cualquier fan del humor negro suelte más de una carcajada. Otro pequeño detalle, también relacionado con la rejugabilidad, es que es bastante sencillo. Quitando un puzzle en el que tuve que ponerme el gorro de detective y cruzar referencias como toda una profesional, el resto de problemas a resolver no presentaron demasiada dificultad. Pero a pesar de estos “fallos”, adoro este juego y hasta me atrevería a decir que es uno de los mejores que he jugado este año.
Está disponible para Steam, PS4 y PS5, Xbox One, Xbox Series (X y S), Switch y Meta Quest 2, vamos, que no hay excusa para no darle una oportunidad. Aunque no es perfecto, Killer Frequency destaca como un título que desafía las normas del género de terror al combinar una narrativa propia del género slasher con toques de humor y una jugabilidad absorbente. Una joya para aquellas que buscan una experiencia única y divertida en el amplio universo de los juegos de terror.
¡Yyyyyyy hasta aquí el artículo de hoy, queridas lectoras! Soy GataPixelada y espero volver a veros muy pronto en vuestra web favorita de videojuegos, Terebi Magazine.