Ilustración de cabecera realizada por Isi Cano.
Cuando mi amiga Yuki cumplió los 18, su novio de aquel entonces y yo nos pusimos de acuerdo para regalarle una Nintendo 64; yo me encargaría de conseguir la consola, y él de hacer recolecta de cartuchos por su familia. Habían emigrado desde Colombia, y entre otras muchas cosas, tuvieron que dejar atrás sus juegos de la infancia. Era el regalo perfecto. Yuki y yo acordamos que, por ser ésta una ocasión especial, me quedaría una semana en su casa, y cuando llegó el momento de entregarle los regalos, nuestras emociones estaban por las nubes. Su novio apareció con aquella bolsa llena de cartuchos, como si fuera Papá Noel cargado de tantos regalos distintos, tesoros que habían sido olvidados durante tanto tiempo y ahora paseaban entre nuestras manos nerviosas. GoldenAge 007 (Rare, 1997), Banjo-Kazooie (Rare, 1998), Mario Kart 64 (Nintendo EAD, 1996), Pokémon Snap (HAL Laboratory, 1999)… huelga decir que probamos todos y cada uno de ellos. Y entonces llegamos a The New Tetris (H2O Entertainment, 1999). Sin ningún interés especial ni grandes expectativas, enchufamos los dos mandos y empezó a sonar esa musiquita, una melodía tan magnética que se te mete en todos los rincones del cerebro. Creo que todes sabemos de qué música hablo. Modo dos jugadores, maratón, start. Y así inauguramos una semana en la que no nos despegaríamos un solo día de este juego, viviendo a base de bollos y zumitos, luchando una contra la otra, viendo piezas caer en nuestros sueños.
Esta no sería mi primera experiencia con Tetris, pero sí la primera vez que sería consciente de lo bueno y absorbente que podía llegar a ser. Desde entonces, no dejaría de sentirme fascinada por el impacto de un juego aparentemente tan simple y con tantos años de recorrido, un juego que se mantiene relevante y que, de hecho, ha estado ganando en los últimos años cada vez más popularidad en su campo competitivo.
Diseñado en 1984 por Alexey Pajitnov, se trata de un título considerado por muchos un videojuego perfecto. Es simple pero adictivo, fácil de aprender pero difícil de dominar, con un amplio, amplísimo margen de mejora; siguen naciendo nuevas estrategias, siguen rompiendose récords, y nueves jugadores alcanzan lo que antes se creía imposible. Tanto es así que, hace apenas unos meses, recorría el mundo la noticia de que un niño de apenas 13 años habría alcanzado la killscreen en Tetris NES (Nintendo R&D1, 1989) por primera vez en la historia, hazaña que se creía imposible.
Son muchísimas las cosas que se pueden decir sobre Tetris. Desde la historia de sus orígenes hasta los diversos estudios ligados a su impacto psicológico, su recorrido en el mundo competitivo, e incluso pasando por casos de asesinatos, la densidad del contenido ligada a este título resulta sorprendente. Es así que en esta ocasión me limitaré a hablar del que más conecta con mi experiencia personal, el nombrado anteriormente; The New Tetris.
Hasta la fecha y desde su nacimiento, todas y cada una de las videoconsolas principales han contado con al menos una versión de Tetris; así, en 1999, llegaría The New Tetris para la Nintendo 64. El juego plantea su ambientación alrededor de distintas maravillas del mundo, de las que iremos desbloqueando pequeños clips renderizados a tiempo real como premio al acumular líneas eliminadas. Neil Voss, quien anteriormente crearía la música para Tetrisphere (H2O Entertainment, 1997) (juego que en mi opinión poco tiene de Tetris), compondría una banda sonora que se adapta a la perfección al concepto del título, sin olvidar su propia versión del famoso Korobeiniki, canción popular rusa mundialmente conocida por haber sido utilizada, desde sus inicios, en diversos ports de Tetris.
Es importante, antes de continuar, tener en cuenta que hoy en día la escena de Tetris se divide en dos vertientes: el clásico y el moderno. El clásico se encuentra presidido por Tetris NES, siendo éste el que se juega en el terreno competitivo y el preferido por los más puristas. Entendemos entonces como tetris moderno todos aquellos que introducen nuevas mecánicas que generan un cambio en el modo de juego; se considera que sería Tetris: The Grand Master (Arika, 1998) el que abriría este camino, destacando en la introducción de bloques deslizantes. En anteriores versiones, las piezas quedarían ancladas al entrar en contacto con otras; Tetris: The Grand Master permitiría deslizar sus piezas y girarlas durante unos instantes sobre las ya existentes, abriendo así nuevos caminos a les jugadores.
Pero serían The New Tetris, junto con The Next Tetris (Blue Planet Software, 1999), ambos publicados el mismo año, los primeros en introducir dos mecánicas que ya se consideran estándar en el tetris moderno; por un lado, el intercambio de piezas, que te permite guardar una pieza para poder usarla más adelante, y por otro lado, la previsualización de las tres siguientes piezas en caer. Estas innovaciones sirven como un pulido a la fórmula original de Tetris.
Por su parte, The New Tetris introduciría otra mecánica especialmente original e interesante; la creación de cuadrados. El juego favorecerá y premiará la creación de cuadrados perfectos; si lo haces con la misma pieza, se transformará en un bloque dorado, y cada línea eliminada que lo contenga puntuará lo equivalente a diez líneas. Si el cuadrado está formado con piezas distintas, se transformará en un bloque plateado, puntuando lo equivalente a cinco líneas. Tu ranking dentro del juego dependerá, de hecho, de tu capacidad para hacer cuadrados, añadiendo una nueva capa de profundidad a éste.
Normalmente, jugando a Tetris, la estrategia de juego es la siguiente; vas apilando las piezas tratando de no dejar espacios, reservando un hueco a un lado de la pantalla para la pieza “I”, para así eliminar cuatro piezas de golpe (se le llama a esto hacer tetris). Sin embargo, The New Tetris hará que tu prioridad pase a ser la creación de cuadrados; te la juegas intentando hacer cuadrados con todas las piezas que puedas, llegando a arriesgarte a utilizar la valiosa “I” con este fin en lugar de eliminar líneas.
Creo que fue de hecho esta mecánica la que hizo que Yuki y yo nos engancháramos así durante aquella semana. En el momento en el que descubrimos los cuadrados, el juego ganó otra dimensión y complejidad; ya no solo ganaba la que más líneas eliminara, sino la más hábil a la hora de crear cuadrados. Arriesgábamos las partidas por crearlos, tenían algo de adictivo, haciéndote llenar la pantalla de forma casi absurda.
Quizás sea por el cariño que guardo a aquella experiencia, algo que sólo puedes vivir en esos años de juventud en los que puedes permitirte dedicar días a pensar únicamente en un videojuego, sin mayores preocupaciones. Quizás por haberlo compartido con una amiga tan dispuesta como yo a desgastar las retinas en la pantalla. Pero desde luego estoy de acuerdo en que Tetris es un juego, si no perfecto, casi perfecto. Muchas de sus versiones han fallado estrepitosamente intentando mejorarlo. Sin embargo, The New Tetris consigue darle un giro que, aunque no sea para todo el mundo, amplía la experiencia a quienes busquen algo más que un tetris clásico. Un título digno, aún no siendo muy popular, de encontrarse entre los favoritos de la comunidad.