Imagen de cabecera realizada por Barlert.
Cult of the Lamb (Massive Monster, 2022) es un juego que ha sabido ganarse con facilidad el amor de muches jugadores, incluso de personas que no están muy familiarizadas con el mundo de los videojuegos. Esto se debe a que mezcla con gran precisión una forma de juego accesible con una estética adorable y un uso del color muy particular. Sabe destacar. Pero, ¿por qué ha gustado tanto?
Principalmente, nos presenta dos puntos de vista muy interesantes y contrapuestos: ser líder de una secta y ser víctima de una secta. Aunque una de las posibilidades está mucho más cerca de todes nosotres, encontrarse con una situación así no es lo más común. El juego nos acerca a ese cosmos. Nos colocamos en la piel del cordero, pero no uno cualquiera, sino una oveja bastante negra.
A lo largo de la historia, nos vemos subyugades bajo la influencia de una especie de entidad demoníaca a la cual debemos la vida (y la muerte). Es ahí cuando comienza lo bueno, ya que tendremos que construir nuestro culto recolectando materiales y captando súbditos para que crezca y se desarrolle. El juego se basa en pequeños escenarios a modo de mazmorras, donde iremos eliminando a todo ser que se cruce en nuestro camino hasta llegar a los jefes finales.

Cult of the Lamb nos muestra de la forma más adorable posible hasta dónde está dispuesto a llegar alguien para obtener el poder. Al final, la ficción se inspira en gran medida en la realidad. No habría juegos como este si la vida misma no nos hubiera presentado estas situaciones, si el ser humano no hubiera sobrepasado ciertos límites.
Alabado sea el Cordero, portador del gran poder, prometido libertador de Aquel Que Espera en las profundidades. Aun así, bestia del sacrificio, ve con cuidado, pues una corona no puede posarse sobre dos cabezas.

Por otro lado, la atracción por el ocultismo siempre ha estado presente, desde que se nos presentó la idea de Dios y de la bondad. En contraposición, también apareció la de un ser lleno de maldad que se revelaba contra él. Con la llegada del capitalismo, lo pagano dejó de ser algo tan cultural y pasó a ser una fuente de rentabilidad. Hoy en día, lo esotérico sigue presente en nuestra sociedad actual con la venta de medallones, colgantes, piedras energéticas, conjuros sanadores o lecturas de manos. Al igual que las sectas, también se han ido modificando y cambiando sus propósitos a lo largo de los siglos. Los cultos actuales se han alejado de lo que fueron en sus inicios, y han priorizado los beneficios económicos y de poder sobre el bienestar y el apoyo a sus seguidores. Pero ¿por qué digo esto?
Porque Cult of the Lamb es un título que explora muchas de estas cuestiones. Podemos convertir nuestra secta en algo más cercano a una religión y, sobre todo, elegir. A lo largo del juego, ganaremos piezas de una roca similar a la tabla de piedra de los Diez Mandamientos, y una vez completada, podremos diseñar una nueva doctrina y configurar las leyes de principio a fin. Como líderes, vamos a dirigir y gestionar nuestra «parcelita» del terror… o como mencioné dos párrafos más arriba, nuestros fieles adeptos. En este caso, serán otros animalitos que buscan cambiar su realidad para ser valorados en un lugar que les sea familiar. ¿Qué mejor lugar para construir una familia que un culto satánico?

No sabemos exactamente qué nos atrae del satanismo, ya sea su mitología sobre los ángeles caídos y todo lo que le ha seguido, su imaginería llamativa o el debate moral sobre el bien y el mal, y dónde nos corresponde posicionarnos a cada une. Pero Cult of the Lamb nos invita a averiguarlo.
Personalmente lo que más me gusta del juego ocurre cuando entramos en el templo y lamb sube al altar. Ahí se nos presentan 4 opciones: el sermón, la corona, los rituales y la doctrina. Esta última es mi favorita, ya que permite modificar cómo será nuestra secta en su totalidad. En mi caso he optado por ser benevolente y he escogido apartados como el ritual del festín, el del adepto ascendido, el rasgo fiel o el de fe en el más allá. Por otro lado, el tema de la decoración también me parece muy acertado, ya que puedes construir una cocina para prepararles a tus adeptos la comida, una letrina para que hagan sus necesidades, una cabaña que permita la exploración o incluso añadir objetos sin más valor que su atractivo visual. Todas esas cosas las elegí para mi secta, que además tiene un nombre muy divertido.
Y vosotres, ¿qué nombre le pondríais a vuestra secta? ¿Seríais piadoses o crueles con vuestres seguidores? Contadnos si habéis jugado y qué os ha parecido.
Ese puntito intermedio entre lo inocente y lo oculto; lo cuqui y lo tenebroso, hace que sea magnífico. Creo que el artículo plasma muy bien la realidad y el mensaje detrás del juego.
Qué genial artículo!! Sabía que el juego está siendo popular pero no conocía cómo funcionaba, me parece muy interesante! Por más artículos así de Lorena 🥰