A vueltas con el Sonic Cycle

Ilustración de cabecera realizada por María Peña.

Solo tenía 7 años y no le quitaba ojo a la televisión. No quería perderme nada. Era todo tan nuevo y emocionante… Parecían dibujos animados, pero estaban formados por pequeños cuadraditos. Los personajes no hablaban, aunque poco importaba, unas simpáticas melodías acompañaban cada uno de los… ¿capítulos? de la historia. Porque eso es lo que era, ¿no? una historia en la que la que la imaginación jugaba un papel fundamental, en donde no había conversaciones porque era yo la que les daba voz a los personajes. Una historia que dependía de una niña pequeña (que en aquel momento no podía sentirse más grande) para tener un final feliz.

Los culpables de aquel flechazo fueron una flamante Mega Drive y Sonic the Hedgehog. Desde entonces los videojuegos han formado parte de mi vida, siendo la saga del erizo la que me ha ido acompañando durante todo este tiempo como un viejo amigo de la infancia. Es por eso que siempre le tendré un cariño especial a Sonic. Y es por eso que odio lo que Sega está haciendo con él.

Hace unos meses se mostró el tráiler de Sonic Frontiers y la verdad es que pintaba bastante mal, tan mal que ni siquiera fue Sega quien enseñó el juego, cediendo “el honor” a IGN. El descontento de las fans en las redes sociales fue evidente. Memes, alusiones al Sonic Cycle… hasta se creó el hashtag #DelaySonicFrontiers pidiendo que se retrasara.

¿Pero estamos realmente ante un caso de Sonic Cycle? Y lo más importante ¿eso qué es? Aquí os traigo un resumen en todo su esplendor:

1. Sale información sobre un nuevo juego de Sonic. En Sega se vienen muy arriba y aseguran que será el regreso por todo lo alto de la saga.
2. Con cada nuevo pedacito de información que se muestra, el hype crece más y más.
3. Llega el día del lanzamiento. No es tan bueno como se esperaba. La crítica se ensaña con el juego. Se escuchan gritos apocalípticos sobre que ya nada puede salvar a Sonic.
4. Y… volvemos al paso 1.

Puede que las más jóvenes del lugar no lo sepan, pero antes de convertirse en meme, los juegos del erizo eran un referente en la industria y sinónimo de calidad. Por desgracia con el salto a las 3D llegó el caos. Y el caos sin control no sirve de nada. Acompañadme en una historia de altos, bajos y loopings, muchos loopings.

El primer juego de Sonic nació en 1991 como respuesta a Nintendo y sus títulos de Mario. La idea era crear un plataformas clásico pero más rápido y con un manejo más simple que el del fontanero, ya que solo se necesitaba la cruceta para moverse y un botón para saltar.

Múltiples caminos que tomar en cada una de sus vertiginosas fases, un apartado gráfico muy puntero para la época así como una banda sonora memorable, convirtieron a Sonic the Hedgehog en un éxito y al erizo en la nueva mascota de Sega.
Año y medio después, llegaría Sonic the Hedgehog 2 con una banda sonora maravillosa, mejores gráficos y varias novedades: la inclusión del zorro de dos colas Tails (un simpático compañero para el protagonista que además podía ser controlado por un segundo jugador), el spin dash (un nuevo movimiento que nos haría preguntarnos cómo pudimos sobrevivir en el primer Sonic sin él) y la transformación del erizo en súper saiyan Sonic (uy, perdón, no sé yo en qué estaría pensando).

Después del fantástico Sonic CD (1993), de algunos juegos menores enfocados a los más pequeños y spin-offs como Dr. Robotnik’s Mean Bean Machine (1993), en 1994 llegó el esperado Sonic the Hedgehog 3.

Objetivamente hablando, la tercera parte de la saga era más y mejor en todos los aspectos. Subjetivamente hablando, me pondría a gritar como una loca que es el mejor juego que se ha hecho jamás, lo bonico que es y cuanto lo quiero. Seguramente lo haga, pero hoy no. Hoy me quiero centrar en un pequeño problema escondido a simple vista, el juego estaba incompleto. La visión del Sonic Team para la tercera parte del erizo era muy ambiciosa, pero en Sega no estaban dispuestos a dar más tiempo para completar su desarrollo. Perderse la campaña navideña del 93 les produjo pesadillas y cada día que pasaba sin que se publicara el juego era dinero perdido. Así que quitaron a Knuckles como personaje jugable, recortaron contenido y a correr (literalmente). Pero entre tanta prisa se escaparon algunos traviesos bugs que ya eran imposibles de arreglar. ¿Cundió el pánico en Sega? Para nada, porque apareció un héroe sin capa pero con un morro impresionante y una gran idea: todo era culpa del malvado Dr. Robotnik. Y así nos lo hicieron saber en el manual del juego.

Pero ¿qué hacer con el resto de fases y el trabajo que ya tenían hecho? ¡Fácil! Crear un DLC y venderlo aparte. Ay, no, que estamos en 1994 y eso aún no se ha inventado… y sacar el resto del juego con el nombre Sonic the Hedgehog 3 part 2 iba a cantar “somos unos cutres” demasiado alto. ¿La solución? Disfrazar esa segunda parte como un juego nuevo. Tan solo medio año más tarde, salió al mercado Sonic & Knuckles. Una aventura que se podía jugar como un juego independiente o conectarla mediante la tecnología lock on al Sonic 3, lo que permitía, por fin, tener la versión completa de Sonic the Hedgehog 3.

Muchas personas opinan que cuando Sega pasó a ser third party fue un punto de no retorno para los juegos de Sonic. Sin embargo, si en la mejor época del erizo Sega ya tenía la mentalidad de “coge el dinero y corre”, solo podíamos esperar que la cosa empeorara con el tiempo. Es una pena, pero a mediados de los 90, los directivos ya priorizaban los beneficios a la calidad. Por desgracia no lo supimos ver.

Aunque si hay un caso realmente triste es el de Sonic X-treme para Saturn. El Sonic Team se desentendió del proyecto y se decidió que dos equipos del Sega Technical Institute comenzarían a trabajar en paralelo, cada uno en un motor diferente. El gran problema es que los veteranos habían abandonado el STI y solo quedaron los novatos.

Tras varios meses de mucho esfuerzo y presiones de los altos cargos para tener un producto de calidad, el proyecto encabezado por Chris Senn fue rechazado y hubo que empezarlo de cero con el motor del equipo de Christina Coffin. A pesar de ello, no se retrasó la fecha de salida del juego, cero sorpresas. Las consecuencias no pudieron ser peores: Senn enfermó por estrés y Christina, que literalmente vivía en la oficina para llegar a cumplir con la fecha de lanzamiento, cayó gravemente enferma de neumonía y tuvo que ser ingresada. Cualquier tipo de esperanza de tener el juego listo para las navidades de 1996 se esfumó y finalmente fue cancelado.

Si ya es malo priorizar los beneficios a la calidad, priorizarlo al bienestar de los empleados… no digo lo que pienso porque me llevan presa.

Con la llegada de Dreamcast parecía que la mala racha del erizo había acabado gracias a los geniales Sonic Adventure (1998) y Sonic Adventure 2 (2001). Pero no olvidemos que esto es Sega y son especialistas en liarla muy fuerte. En 2001 cesó la producción de la última consola de la compañía. ¿Y qué pasó con su mascota? Se convirtió en una manera rápida de ganar dinero. Por suerte ya se había encontrado el camino correcto para trasladar los juegos del erizo a las 3D, solo había que pulirlo un poco y arreglado, ¿verdad? ¿VERDAD?

Si las fans esperábamos un Adventure 3, esto fue lo que nos encontramos: un experimento tras otro y una habilidad sobrehumana para vender nostalgia. Respetando, eso sí, los plazos de entrega. He aquí la lista de los mayores “No-Adventure 3” que nos ha colado Sega.

Sonic Heroes: bugs en compañía.

Sin ser un mal juego, Sonic Heroes (2003) era muy diferente a lo que Sega nos tenía acostumbradas. Al ser multiplataforma, les preocupaba que solo fuera comprado por las fans del erizo, así que decidieron cambiar el enfoque para que llegara a más gente. Al final no convenció a nadie. Que estuviera lleno de bugs tampoco ayudó mucho.

Shadow the Hedgehog: el HORROR.

Nadie al volante, no hay otra forma de definir el rumbo de este juego lanzado en 2005. Se intentó hacer algo más oscuro, más adulto. Pero de forma lamentable.
A ver… ¿qué hacen los adultos? Conducir, decir tacos, poner cara muy seria y disparar a todo lo que se mueve. ¡También podríamos matar a alguien!
Como juego no estaba mal, contaba con algunas ideas originales como un sistema de moral que hacía que fuera bastante rejugable. El problema es que no daban ganas de pasárselo más de una vez.

Tiempos de carga 2006: el videojuego.

El decimoquinto aniversario del erizo no pudo ser más desastroso. De verdad que no. Pobrecito mío. Sega no paraba de pregonar que iba a ser el RETORNO DEL PERSONAJE A LOS ORÍGENES (así tal cual, en mayúscula y subrayado. E imaginad que hay fuegos artificiales). Es cierto que Sonic The Hedgehog (2006) tenía todas las papeletas para convertirse en el tan deseado Sonic Adventure 3… Si no hubiese sido una beta. Sega no quiso modificar la fecha de salida para que coincidiera con el aniversario. Obviamente esa decisión chocó con los responsables del proyecto hasta tal extremo que Yuji Naka (uno de los “padres” del erizo) abandonó el Sonic Team y se llevó parte del equipo con él. El resultado es el que ya conocemos: Un juego roto, mal optimizado y lleno de bugs. Eso sin contar los eternos tiempos de carga. Los… tiempos… de… carga… No os hablaré de la historia por el bien de mi salud metal. Y de la vuestra.

Pero si pensáis que nada podía ser peor que Sonic 06, es porque no estáis viendo al Sonic Genesis (2006) de Game boy Advance sujetando el cubata desde la lejanía. Nada, absolutamente nada se puede salvar de ese juego. Ralentizaciones, bugs, música… incluso los gráficos son peores que la versión original de Mega Drive. Todo bien atado con un lacito para destrozar la infancia a cualquiera que disfrutara con el primer Sonic.

Sonic Unleashed y el inicio del Sonic Cycle.

Dicen que cuando pierdes la confianza en algo es muy difícil recuperarla y Sonic Unleashed (2008) es un buen ejemplo de ello. Sin duda pagó muy caro los errores de su antecesor. Solo hay que ver cómo la crítica se cebó con él, llegando al absurdo de tener un 4,5 de nota en IGN. ¿Pero era un mal juego? Para nada.
El Sonic Team incorporó algunas mecánicas bastante interesantes que aún siguen utilizándose en los juegos actuales. También contaba con unos gráficos variados y preciosistas, diferentes caminos disponibles para completar las fases, objetos coleccionables… Espera ¿Estábamos por fin ante el sucesor espiritual de Sonic Adventure 2? Puede que al 50%, porque llega la noche y alberga horrores. La transformación en lobo y su jugabilidad beat’em up no fueron bien recibidas debido a lo aburridos y lentos que resultaban sus combates (eso sin contar con la horrible música que los acompañaban), lo que desmerecía el conjunto.

Sonic Boom o Sonic 06 ataca de nuevo.

Sega encarga el juego a Big Red Button. Durante el desarrollo les van cambiando las mecánicas. El juego estaba previsto para Xbox y Playstation pero a falta de un año para su lanzamiento pasa a ser exclusivo de Wii U. El motor gráfico usado no se lleva nada bien con la consola de Nintendo. Mala suerte, pero no se retrasa. Sale al mercado en la fecha prevista, 11 de noviembre de 2014. El juego es un desastre. ¿Veis el patrón? Sega no.

Sonic Forces: vacío, corto y sin alma.

Poco más que añadir. Nunca pensé que llegaría el día en que el que no quisiera jugar a un juego de Sonic. Y sin embargo ese día tiene fecha: 7 de noviembre de 2017. El resto de títulos por lo menos eran entretenidos, y si fracasaron no fue por falta de talento de los desarrolladores, si no por decisiones sin sentido vestidas con traje. Sin embargo este juego se hizo sin ningún tipo de ambición. ¿Para qué hacer un buen juego si uno mediocre va a vender igual?

También es cierto que por el camino han aparecido grandes juegos, que aún con sus defectos dieron pasos en la dirección correcta, incluso utilizando diferentes direcciones. Aquí tenemos a Sonic Colors publicado en 2010 (Unleashed sin lobo y con power-ups), Sonic Generations (un precioso homenaje a la saga lanzado en 2011), Sonic Lost World (el hijo ilegítimo de Mario Galaxy y Sonic X-treme nacido en 2013) o Sonic Mania (la verdadera vuelta a los orígenes, solo que en 2017. Un juego lleno de amor pixelado y el auténtico Sonic 4 en mi corazón).

Y es una pena, porque estos juegos demuestran que hay cariño y talento en los estudios, pero también tantas malas decisiones tomadas desde arriba que hace imposible que la franquicia alcance su antigua gloria.

Es bueno que se quiera experimentar con sagas longevas, pero siempre que se conserve la esencia de lo que las hizo grandes. Por desgracia, hace tiempo que Sonic perdió la suya. Sega ha visto que se puede vivir de las rentas de la nostalgia y que un juego mediocre va a vender lo suficiente para conseguir beneficios. Es triste ver como, a día de hoy, los mejores productos del erizo se encuentran en las series, películas y cualquier otro producto en el que Sega no esté directamente involucrada.
Entonces… ¿es ese el futuro que le espera al erizo? Espero que no, sinceramente deseo que no.

Mientras tanto permaneceré fuera del ciclo, deseando que Sonic Frontiers no sea un mal juego.