House Flipper: guía para joder la experiencia de juego a la más motivada de tus posibles jugadoras

Ilustración de cabecera realizada por Sael.

El feminismo crea nuevas formas de pensar, nuevos significados y nuevas categorías de reflexión crítica; no es simplemente una extensión de viejos conceptos a nuevos dominios.  

Hilde Hein

 

Por qué nos gusta o no un videojuego es una de esas cosas que son mucho más difíciles de explicar que de sentir. Hay juegos que te gustan sin más, simplemente conectas con ellos de una manera especial, de forma natural; te hacen sentir algo que te atrae. El juego del que vengo a hablaros hoy me ha provocado exactamente el sentimiento contrario, el rechazo más absoluto, pese a tener todas las papeletas para ser un juego atractivo para mí. Venid, acompañadme en esta triste historia que hemos titulado: cómo joder la experiencia de juego a la más motivada de tus posibles jugadoras.

Lo que me horrorizó de House Flipper (Frozen District 2018) fue el conjunto de sensaciones que me hizo sentir el videojuego como obra artística. Me refiero a eso que te hace sentir un videojuego a nivel físico y emocional, lo que nos hace experimentar, lo que se conoce como experiencia estética, y de lo que nos habla -de un modo muchos menos intuitivo que yo- Antonio Flores Ledesma en esta serie de artículos en la revista Anait sobre la estética en el mundo del videojuego. Todo comenzó con una narrativa patriarcal, que hizo que las mecánicas (que en otros juegos he disfrutado mucho) se me aparecieran aquí como repetitivas y aburridas, y el estilo gráfico ramplón y basto. 

Me encantan los juegos de gestión y simulación. Juegos como Oxygen not included (Kley Entertainment 2017), Cities Skyline (Colossal Order 2015), la saga Trópico (Kalipso Media), e incluso los Farming Simulator (Giants Software) los he jugado con mucha dedicación, muchas horas y mucho mimo. Me ayudan a desconectar cuando he tenido un día de mierda -cosa que gracias al capitalismo distópico en el que vivimos ocurre muy a menudo-. Irene González y Eleacla nos hablan de esto aquí

En House Flipper el planteamiento es el siguiente: eres una persona que se dedica a las reformas. Tirar paredes, amueblar habitaciones, pintar, cambiar puertas y esa clase de cosas. El juego no comienza bien, puedes elegir entre un avatar femenino, droide o masculino. Esta tendencia al binarismo de género la pasé por alto ya que al menos me dejaba elegir ser un robot… Todo el mundo sabe lo pesadas que somos las feministas con esto, y no quiero empezar poniendo pegas al juego -ni me imagino lo que me espera unas cuantas misiones después-. Son pensamientos demasiado sofisticados para exigírselos a todo el mundo, aunque con ello estemos dejando de respetar a una parte de la sociedad que no se desarrolla en ese espectro binario. Va, no pasa nada. 

Leo la primera misión. Una señora nos manda hacer algunos trabajos en su casa porque, y cito literalmente: “Me he comprado una casa grande para una reforma general. Por desgracia mi esposo me ha dejado y ha desheredado a mis hijos, no tengo ni idea de reformas y mucho menos de limpieza, puedo vender la casa, pero para que sea rentable debe ser al menos habitable. Por favor limpie toda la casa, pinte las paredes de algún color agradable y claro (preferiblemente que el pasillo sea de color naranja claro), cambie el inodoro y, obligatoriamente, monte radiadores en cada habitación”

Me parece al menos de mal gusto que la señora exponga de este modo su inutilidad para limpiar y hacer reformas, así como que busque ayuda profesional porque ella es absolutamente incapaz de gestionar nada en la vida sin un esposo que la ayude. El suyo la ha dejado. Vuelvo a tener miedo de estar intentando hilar demasiado fino con este juego.

Como excusa narrativa me parece soez, pero continúo jugando. 

Siguiente misión: Mi hermosa esposa finalmente está embarazada y nunca habíamos estado tan ocupados, aunque muy felices :)) No tengo ni idea de por dónde empezar, lo único que sé es que hay muchas cosas que hacer, antes de que llegue mi princesa 🙂 Ya sabemos al 100% que será una niña. Hemos comprado una casa pequeña y encantadora para los tres. 

Por desgracia necesita una limpieza a fondo y arreglar el cuarto de la niña. Yo mismo no tengo tiempo para nada, quiero ganar todo el dinero que pueda antes de que nazca la pequeña, para después poder trabajar menos y dedicarle todo el tiempo a mi esposa y a mi hija. Trabajo en dos turnos y no doy abasto para limpiar nuestra futura casa, y mi esposa ya está esperando una solución desde el hospital y no voy a dejarle que se preocupe por ello. Espero poder confiarles la tarea de poner en orden la casa. También les pido que preparen una habitación para mi hija, compren una cuna, un cambiador… tal vez algunos juguetes. Me fío de usted a ese respecto 🙂 Y pinte las paredes de la habitación de nuestra princesa de rosa pálido

Hay taaantas cosas que están mal en un texto tan pequeño que no podría enumerarlas todas: presentarnos a su pareja haciendo referencia exclusivamente a su belleza como rasgo definitorio de la persona; el binarismo de género militante al afirmar que será niña al 100% (ay, amigo, la vida te da sorpresas, no lo tengas tú eso tan claro); el decir que no deja a su pareja preocuparse por los asuntos económicos como si eso fuese en exclusiva potestad de él; llamar esposa a su pareja (wtf?); hablar de “una solución”, en lugar de referirse con alguna normalidad a lo que entiendo es un parto; y no podía faltar en la retahíla de estereotipos el rosita en la pared. Empiezo a pensar que no es que yo quiera hilar demasiado fino, es que este videojuego tiene un tufo machista que apesta desde lejos.

En la siguiente misión aparece un histriónico personaje que intenta ser … ¿la caricatura de un gay? Tras referirse a sí mismo en femenino, y firmar después con un nombre masculino, sin olvidarnos del uso de corazoncitos y otros ornamentos en la escritura, creo que esa es la intención. Opinad vosotras mismas: “Me alegro de que me hayas ofrecido tu ayuda para renovar la casa. Espero que la oferta siga en pie. Porque nunca le dirás que no a una persona tan fantástica como yo, ¿verdad? ;> 

Bueno, el asunto es el siguiente: hace un mes que me he mudado a la casa de mi primo, que es, ten piedad de mí, ARTISTA, y su alma artística le obliga a vivir en una casa que parece un árbol de Navidad. En serio, esos colores… Sí, horrible, te lloran los ojos. ¡NO PUEDO SOPORTARLO MÁS! Estoy tan enfadada con él que de fruncir el ceño me van a salir arrugas en la cara :< ¡Eso sería horrible! Tenemos que arreglar esto y tú vas a ayudarme a hacerlo. :> antes de que mi primo vuelva de su gira, tienes que pintar todas las paredes de la casa con colores normales. Delicados, tranquilos, ya sabes como a mí me gustan <3

Muchas gracias por todo <33 ¡¡Y recuerda que es urgente!!”

De nuevo no es que yo sea muy susceptible con estos temas, es que está planteándose una misión, muy pobremente escrita debo señalar, en la que se caricaturiza a un varón gay sin ningún giro narrativo más, sin ningún trasfondo, sin necesidad; homofobia, esta vez sí, metida con calzador. Me parece de muy mal gusto presentar un personaje en esos términos, es ofensivo y chabacano. Solo diré en este sentido que las caricaturas no representan a los colectivos, no pueden ser representaciones válidas de los mismos, no lo pueden hacer en ningún medio audiovisual, y no lo hacen en este medio. Y por cierto, caricaturizar a un colectivo es violencia. 

La última de las misiones que vi antes de apagar el ordenador era un poco más grave a mi parecer. En ella leemos lo siguiente: “Hola, me gustaría encargarle a su empresa que limpie mi casa. Por las fotos que tiene en Facespam sé que mi exnovio como venganza ha entrado en mi apartamento, ha montado un enorme desastre en su interior y se ha llevado un radiador. Es posible que falte algo más. Por favor, ordene mi casa y monte los dispositivos que falten. También le pediría que no informe a la policía sobre todo este asunto, yo misma arreglaré cuentas con mi exnovio cuando regrese de un viaje de negocios”

No llames a la policía. Dice literalmente eso ante una agresión machista. 

Si a esta compañía le parece una buena excusa la violencia en la pareja para mandarme restaurar una vivienda, creo que tienen un grave problema. 

Si se quiere hacer bromas con este tipo de situaciones me parecerá mal, es discutible y siempre me debatiré a la hora de establecer dónde pueden estar los límites del humor, pero es que esto ni siquiera entra en la categoría de broma. Esto debería entrar en la de delito. Decirle a les usuaries de tu videojuego, con el mismo tono bobo y simplón que has venido usando en el resto de misiones, que si te destroza la casa tu novio no debes llamar a la policía, que eso se arregla de puertas para adentro, es algo tan peligroso que debería hacer saltar las alarmas a todo el mundo. La violencia en la pareja no puede servir como excusa para mandarme limpiar casas en tu juego. Estás manejando un discurso tan profundamente reaccionario que es posible que ni siquiera seas consciente de la barbaridad que estás normalizando.

Quienes deberíamos llamar a la policía somos nosotres, para denunciar a estos bandidos que están filtrando esta clase de mensajes en las narrativas de sus juegos. Esto es el patriarcado luciendo sano, fresco y lozano: la normalización de situaciones insultantes unas, con un tufo a extrema derecha otras, y cuasi-delictivas las demás, y tener que tragar con esto sin poder poner el grito en el cielo porque tenemos miedo de ser demasiado susceptibles, o tengamos miedo de no juzgar con recto criterio. 

Del mismo modo que el feminismo ha puesto en cuestión todo lo que sabíamos hasta el momento: la medicina, la historia, el arte…  ahora ha venido para poner patas arriba el mundo del videojuego. Y visto lo visto, buena falta le hace. Todos los saberes de los que estábamos muy orgullosos como ‘humanidad’ se han construido sobre la base de la opresión patriarcal, y por eso hay quien cree que nosotras hemos venido a cargarnos las bases de la humanidad, en lugar de entender que venimos a cargarnos el patriarcado, y que caiga con él lo que tenga que caer. 

Y, lo siento, pero House Flipper debe caer, porque hay mil juegos que cumplen su función mejor que esto, y al menos no te hacen sentir incómode mientras los juegas. 

No vamos a llamar a la policía, pero deberíamos.

Xandra Garzón

Escritora e investigadora. Soy licenciada en Derecho y en CC Políticas, pero a mí lo que me gusta es jugar. Soy feminista recalcitrante y una mala pécora (como todas). He escrito cosas de noche que los señoros no se atreven a leer ni de día. Quizás hayas oído hablar de mí.

Artículos recomendados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies