La imagen de cabecera ha sido ilustrada por Candy
El tiempo lo cura todo
En agricultura se utilizan distintos términos para manipular la tierra y así conseguir mejores resultados. Uno de los más conocidos es el de barbecho, que consiste en dejar un trozo del terreno sin cultivar durante cierto tiempo para que la tierra descanse. De este término nace el artículo de hoy. Existen obras que deberíamos dejarlas en ese estado vegetativo, pues no todos los títulos son excelentes desde el día que se lanzan al mercado.
Digo ‘excelentes’ por intentar calificarlos de buena manera, pues existieron algunos que empezaron con tantos bugs que las usuarias decidieron darle la peor nota que consideraban, a pesar de que algunos narran historias conmovedoras. Ejemplo de ello podría ser el famoso Cyberpunk 2077 (CD Projekt, 2020), que aunque a día de hoy siga teniendo algunos fallos, la experiencia ha mejorado considerablemente.
Este concepto de dejar que los títulos maduren por sí mismos viene arraigado de la predisposición de cada persona que intente jugarlos, claro está. Pues no es lo mismo jugar a títulos más ‘desenfadados’ como Donkey Kong (Nintendo, 1994) o Super Mario Odyssey (Nintendo, 2017), que no presentan ningún desafío para las jugadoras, a jugar a otros más ‘serios’ como Sekiro Shadow Die Twice (FromSoftware, 2019) o Journey (ThatGameCompany, 2012) (que no supone un desafío de habilidades mecánicas, pero es prescindible tener cierta madurez para captar la esencia del mismo). Aunque lo que tienen en común todas y cada una de las obras mencionadas y sin mencionar, es que no hay tiempo caduco para disfrutar de cada una de ellas.
¿Acaso Un mundo feliz de Aldous Huxley o El jugador de Dostoievski no son lecturas apropiadas para leerlas por primera vez hoy en día? La respuesta siempre será que sí son apropiadas. Pues lo mismo pasa con los juegos. Resulta que estuve escuchando un podcast de Invisible Movement titulado Jugar a destiempo y homenaje a la infancia, donde comentaban que muchas de las colaboradoras se perdieron generaciones de consolas por un motivo u otro, y que ahora, de adultas, han podido disfrutar de grandes títulos que en su tiempo no pudieron. Y eso no les hace menos gamers, al contrario, les hace igual de válidas en cuestión de jugadoras que cualquier otra persona que se compre y juegue todas las entregas desde el día del lanzamiento. Además, empezar obras antiguas ayuda a desarrollar la capacidad de apreciar la evolución, tanto de la industria como tuya como usuaria, a la hora de enfrentarte a cuestiones que, con la ansiedad de jugarlo lo antes posible, se hayan pasado por alto.
La prisa, esa gran enemiga
Indudablemente tenemos mucha prisa para acabar un título en la misma semana de su lanzamiento. Esto viene dado por la cantidad de spoilers que pueden aparecer en las redes sociales y medios de comunicación. Esa inmediatez, fusionada con la masiva campaña de marketing -que nos induce a comprarlo todo en ese momento-, es la gran enemiga de las jugadoras.
Se debería de recordar que los videojuegos son una salida de la realidad, no una cárcel antispoilers. Son una vía de divertimento y en muchas ocasiones de ludificación. Por lo que luchar contra el tiempo para no leer nada sobre nuestro juego favorito somete a las personas que lo juegan a un círculo ansioso de infelicidad. Aunque es cierto que esto le pasa más a menudo a redactoras de contenidos de videojuegos, a quienes se les impone un tiempo estipulado para la entrega de un análisis. Aun así, no se eximen de este estado anímico las personas que por simple diversión quieren recrearse con obras que les guste.
Es en ese momento cuando las jugadoras se sienten desactualizadas del mundo gaming y vienen los problemas de backlog. Sale un título hoy que te gusta, lo compras, mañana otro y así hasta que consigues cargarte a la espalda 15 juegos que no podrás pasarte en una semana. Esa necesidad acérrima por la presión social consigue que se termine rechazando obras que, sin ninguna duda, podrían haber sido el click que cambiara la perspectiva sobre el videojuego de esa persona.
Pero no todo va a ser malo, pues ese propio backlog ayuda a cada usuaria a centrarse en lo que realmente quiere jugar. Mirándolo todo con perspectiva y viendo infinidad de títulos a los que hincarle el diente, el backlog siempre puede ser un buen aliado. Es un recurso que consigue enfocar la mirada en títulos no tan novedosos y que seguramente hayan caído en el olvido. Así que es hora de quitar el polvo a esas carcasas y empezar a jugar. Porque, recordemos, ningún juego es caduco, y menos en la década de la digitalización.
El ying y el yang de los juegos
Es cierto que se producen muchos sentimientos negativos a la hora de querer estar actualizada constantemente en el mundillo del videojuego, pero también existen muchas ventajas. Una de ellas, y creo que la más importante –soy de la cofradía del puño cerrado, sí-, es que con el tiempo se revalorizan las obras. Un juego que en su fecha de salida costaba 60 euros ahora lo podrás conseguir por 15 o, si hay alguna oferta buena, por menos. La paciencia es la clave para este tipo de estrategias. Esperar a que una marca baje sus precios siempre será una buena opción para los bolsillos.
Además, cabe la posibilidad de crear una nueva reformulación de una narrativa que haya salido hace años. No es lo mismo la perspectiva de una persona que lo jugó en la misma semana para no comerse los dichosos spoilers, que la de una que se ha tomado el tiempo necesario para explorar todos los rincones, e incluso indagar en internet sobre curiosidades del mismo juego.
Asimismo, la presencia de parches ayuda al desarrollo de la experiencia, como explicaba al principio, es un aliciente. Pues títulos como Fallout: New Vegas (Obsidian Entertainment, 2012), que, al construirse un mundo abierto, se plagó de bugs en sus inicios. O el tan conocido Grand Theft Auto V Online (Rockstar Games, 2013), que era prácticamente imposible de jugar y ahora es una de las bases sólidas de los juegos de roleplay. El arreglo de bugs consigue que estas obras se adapten a las nuevas generaciones, aunque también atrapan nuevas usuarias recelosas de títulos fallidos.
Por lo tanto, jugar a obras a destiempo no siempre es tan malo como parece. Habrá que resguardarse de cualquier comentario acerca de los títulos que nos gustan y tener paciencia para disfrutar al completo de la obra. Porque más que nada hay que recordar que esto es un hobby, y como tal, tiene que ser mínimamente divertido. Así que no pasa nada por dejar en barbecho las obras favoritas de tus amigos, si a ti te está gustando la que juegas actualmente.
Bravo, bravo, bravo.