Ilustración de cabecera realizada por Ana Dalle.
“El silencio de la tierra se introducía en el corazón de todos…”
(Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas)
En El corazón de las tinieblas asistimos al relato en primera persona de Charlie Marlow, quien se adentra en las profundidades de la selva africana en busca del misterioso Kurtz. En este viaje, que el protagonista inicia en Londres, las fuerzas de la naturaleza están representadas en la oscuridad de la jungla, que va tragando poco a poco a los personajes conforme remontan el río Congo. La frondosidad va modulando su manera de relacionarse con el mundo y empujándolos a reconocerse en una esencia tan mísera y salvaje como la del ser humano que no es más que una mota temblorosa en mitad de la inmensidad de la selva. Esto sirve de pretexto para explorar los límites del raciocinio fútil, las aristas de cada camino que puede recorrer la locura humana.
En Call of the Sea (Out of the Blue, 2021), las fuerzas de la naturaleza se retratan en los años 30 y en una pequeña isla del Pacífico Sur, aparentemente apacible y plagada de destellos de sol arrancados a un mar en calma. A sus arenas llega Norah, una mujer de mediana edad que ha removido todo su mundo durante las últimas semanas para lograr llegar a esa isla con un objetivo grabado a fuego: encontrar a su marido, desaparecido en la isla junto a toda la expedición que lideraba. Sobre los hombros de Norah no solo pesan la angustia y la incertidumbre de no encontrar a su cónyuge, sino también la culpabilidad de saberse la causa de que la expedición acabara allí. Aquejada de una enfermedad extraña de la que no ha conseguido sanar, su marido se marchó dispuesto a encontrar una cura que librara a su amor de la cadena de esa dolencia.
Pero Henry no ha vuelto. Y ahora es Norah quien se propone buscar un antídoto para la herida que la desaparición de su compañero ha dejado en sus adentros.
El protagonismo de lo salvaje entronca aquí con la novela citada al principio del artículo, pero también se cita esta obra con una doble intención: mostrar las virtudes del relato de Out of the Blue ante la narración tradicional de aventuras en un paraje indómito que esconde secretos. Una de las cosas que se han destacado sobremanera en los análisis de este título es que huye de lugares comunes del género de aventuras inspirado en el universo de H.P. Lovecraft. No habrá monstruos marinos sembrados de tentáculos ni oscuridades que minen nuestra cordura, sino que la luz del sol y de los rayos de tormenta que se cuela entre las hojas verdes nos empujará a descubrir otros recovecos de la verdadera naturaleza de nuestra protagonista.
Como siempre ha indicado Tatiana Delgado, diseñadora española y directora de Call of the Sea (además de cofundadora de Out of the Blue), la inspiración en los relatos de Lovecraft -y no tanto en Los Mitos de Cthulhu de manera específica- sedimenta en un punto de vista diferente. En este título, nuestra protagonista seguirá los pasos de la expedición perdida pero no se dejará arrastrar por la demencia que parece haber arrasado a los expedicionarios. No será un sujeto pasivo, sino una mujer decidida, inmersa en un viaje de aceptación y autodescubrimiento.
En este sentido, y volviendo a El corazón de las tinieblas, si Marlow nos lleva de la mano hacia la locura que invade a los hombres con los que se cruza y que previamente han sido invasores de esa tierra, con Norah logramos deslizarnos hasta la reconciliación con su esencia. Así, Call of the Sea se convierte en un relato de búsqueda pero no de su marido, que también, sino de su verdadera naturaleza. Hay algo que la vincula con esa isla misteriosa, y se verá acosada por una serie de sueños extraños que reforzarán esta unión irremediable.
A lo largo que avanza el relato, se va dando más espacio al universo onírico de luces y sombras que parece adueñarse poco a poco de Norah. Las pistas de la expedición seguirán apareciendo delante de nuestros ojos, pero en cada uno de nuestros pasos se irá haciendo hueco una realidad diferente construida a base de roca negra y que podrá cambiar nuestra vida para siempre. Los puzles que nos vamos encontrando, al estilo de los videojuegos tradicionales de aventuras, irán abriéndonos camino en nuestra investigación, siempre integrados de manera notable con el entorno (no solo serán un bloqueo y una prueba con la que enriquecer el gameplay, sino que nos ayudarán a leer los misterios de la isla).
Así, Call of the Sea presenta un revés de lo que se podría esperar de una historia de exploración gracias a una narrativa pausada y cuidada, rematada con el doblaje que la actriz Cissy Jones realiza de manera impecable del personaje de Norah -ay, qué voz, y qué recuerdos puede traernos de Firewatch (Campo Santo, 2016)-. Porque la voz es un elemento esencial en Call of the Sea: a pesar de todas las pistas que vamos encontrando en la isla, fotografías y restos de las huellas de la expedición, e incluso cartas y notas firmadas por Henry, será la voz de Norah y la evolución de sus pensamientos y reflexiones la que nos guíe en esta travesía.
Precisamente vivir esta historia a través de esa voz es uno de los puntos más fuertes en este juego, y no solo por lo que se acaba de señalar. Si algo tienen en común los relatos de aventuras es el protagonismo masculino que suele imperar en los mismos (algo de lo que, por cierto, tampoco se salva la literatura de Lovecraft).
En la piel de Marlow, Joseph Conrad escribió: “Es extraordinario comprobar cuán lejos de la realidad pueden situarse las mujeres. Viven en un mundo propio, y nunca ha existido ni podrá existir nada semejante. Es demasiado hermoso; si hubiera que ponerlo en pie se derrumbaría antes del primer crepúsculo.” Esta cita de la novela, que pone en evidencia el tratamiento que se le da a los personajes femeninos en la obra, entronca, a mi juicio, con el conocimiento de la mujer y su potencial que podían tener muchos escritores (masculino plural intencionado en este caso) que han cultivado –y cultivan, matiz necesario para no pensar que esto pertenece ya al pasado– este género. Un conocimiento alejado de la realidad, como si fuéramos seres provenientes de un universo distinto. Criaturas delicadas creadas para la contemplación y no para la acción.
No es poco frecuente, en la actualidad, toparnos con videojuegos con protagonistas femeninas, pero es reseñable cómo en Call of the Sea estas decisiones creativas van más allá del aparataje narrativo forzoso. De nuevo, volviendo a El corazón de las tinieblas, en la novela los hombres se van viendo poco a poco arrastrados a una pérdida de cordura reflejada en lo salvaje de la naturaleza. Este retrato de lo exótico en relación con la sinrazón humana también puede palparse en Hechos tocantes al difunto Arthur Jermyn y a su familia, relato de H. P. Lovecraft publicado en 1920 que tiene puntos en común con la obra de Joseph Conrad (el colonialismo, lo exótico, la locura… protagonistas masculinos y la figura de la mujer como un eco oscuro y retorcido de fondo).
Cabría preguntarse si estas obras, igual que tantas otras que han seguido sus pasos a lo largo de las décadas, habrían funcionado de la misma manera con protagonistas femeninas. Dándole la vuelta a la reflexión: ¿habría funcionado Call of the Sea de la misma forma si la historia se hubiera filtrado a través de unos ojos masculinos? Al final, en la mirada de Norah encontramos una oportunidad para huir de ciertos clichés de los relatos de aventuras y sumergirnos en su búsqueda personal con fuentes de luz diferentes alumbrando nuestro camino.
El viaje de Norah, a pesar de sus tintes oníricos, se va acercando cada vez más a una realidad que había permanecido hasta el momento en su inconsciencia. No hay crepúsculo que lo derrumbe ni demencia que amenace su integridad, puesto que la isla nos ofrecerá respuestas que ni siquiera sabíamos que necesitábamos. Un detalle en el tramo final del juego que no pasa desapercibido es el afianzamiento de que lo salvaje nos está completando dándonos capacidad de elección y no al revés, como había sido conocido tradicionalmente. Por eso, la naturaleza acoge a la protagonista dejando espacio para su libre albedrío, sin engullirla.
El silencio de lo salvaje se va introduciendo en el corazón de Norah poco a poco en Call of the Sea. Eso sí, con matices frescos y afianzados en la tierra para dejar claro que, a pesar de sus reminiscencias al relato de aventuras y la huella de Lovecraft, el último trabajo de Out of the Blue es una propuesta desligada y genuina, con la ventana abierta a la reflexión y el disfrute en un juego que sin duda se acaba convirtiendo en un auténtico viaje.