La nueva normalidad nos ha traído cambios en nuestras rutinas y, como era normal, también en nuestro ocio. El sector de la realidad virtual también ha tenido que adaptarse a las nuevas directrices, y hoy nos acercamos a la realidad virtual en tiempos de COVID-19 de la mano de Zero Latency y su juego Singularity.
Un termómetro es lo primero que vez cuando entras en las instalaciones que Zero Latency, empresa que ofrece experiencias de realidad virtual, tiene en la ciudad de Zaragoza. Hace unos meses estuvimos probando su juego Outbreak Origins y desde entonces para que haya pasado mucho más tiempo. El confinamiento de por medio ha provocado que se haya abierto un paréntesis extraño, en el que parece que han pasado los días pero, a la vez, tenemos la sensación de que alguien se ha comido las semanas de nuestro calendario.
Después de la toma de temperatura, lo que ya se ha vuelto parte de nuestra cotidianeidad: distancias de seguridad por parte del personal que te atiende, mascarillas y gel hidroalcohólico a tu disposición para usarlo antes de manipular cualquier tipo de equipo tecnológico. En la sala donde te equipas antes de entrar a jugar, nos informan de que todo es debidamente desinfectado después de cada partida, y te ofrecen la posibilidad de usar unos antifaces de tela para ponértelos bajo las gafas y que así el equipo no toque tu piel.
El centro de Zaragoza fue el primero de España en reabrir sus puertas después de la crisis del coronavirus, el pasado 18 de junio “Sí se notaba las primeras semanas que la gente no reservaba tanto y era más reacia a venir, pero ahora hemos vuelto al ritmo que teníamos antes y se ve que los usuarios empiezan a confiar”, nos cuenta el personal que nos atiende.
En verdad, esta experiencia de realidad virtual ya tenía implantada una de las medidas que ahora se ha vuelto uno de nuestros must: la distancia de seguridad. Cuando estás en pleno juego y vas a chocarte con un compañero en el mundo real, un aviso en tus gafas te informa de que debes alejarte. Con equipos que pueden estar formados hasta por ocho personas, este aspecto se vuelve algo fundamental que se debe cuidar. Ahora, en los tiempos después de la primera oleada de COVID-19, simplemente han tenido que readaptar esta mecánica de juego.
Puede parecer algo extraño e incluso pensar que tendremos que tener algo de prudencia extra para disfrutar de una partida de realidad virtual, en la que el cerebro acaba tan inmerso en el mundo videolúdico que desaparecen geles desinfectantes e incluso mascarillas (a pesar de que es obligatorio llevarla puesta en todo momento: antes, durante y después del juego). Pero el trabajo del equipo de Zero Latency y sus explicaciones sobre todas las precauciones que deben tomarse, transmitidas con claridad y paciencia, sumado a la materialización de las medidas de seguridad, propician que nos relajemos poco después de poner un pie en el local.
Al final, como vamos aprendiendo con casi todo en estos momentos, la realidad virtual en tiempos de COVID-19 es posible, siempre que tengamos cuidado y seamos conscientes de la situación.
Probando Singularity
Si en Outbreak Origins nos veíamos inmersos en una ciudad devastada por un apocalipsis zombie, en Singularity aparecemos a bordo de una estación interestelar en la que todo lo tecnológico que habita allí nos la va a liar parda. Cuatro estilos diferentes de arma para defendernos y la posibilidad de activar un escudo del que, no nos vamos a engañar, es difícil acordarse cuando estás rodeada de enemigos.
La gravedad es uno de los elementos del juego que más atrapan. Calzados con unas botas magnéticas que nos permiten caminar por cualquier lugar, este detalle permite vivir algunos momentos que vuelven la mente del revés y que incluso pueden llegar a dejarte bloqueada (siempre con el apoyo del game master).
Como ya pasaba con sus otros títulos, la experiencia a bordo de Singularity hace que el cerebro enseguida desconecte de que se encuentra en un pabellón y la inmersión –mucho más lograda en este título– te atrapa por completo. Salvo en esos momentos en los que tus gafas se alteran porque estás demasiado cerca de un muro o de tus compañeros de juego. Ahora más que nunca, una parte fundamental del juego es saber que, a pesar de llegarte a creer que estás en el espacio exterior, se debe respetar la distancia de seguridad (de hecho, si no lo haces, el juego se interrumpe).
Nos fuimos, como la ocasión anterior, con ganas de disfrutar y probar más títulos. Otro aprobado con notaza para Zero Latency en esta nueva experiencia, y también por demostrar que sigue siendo posible un ocio basado en realidad virtual en tiempos de COVID-19. A cuidarse y a jugar lo que se pueda, compañeras.