Aquellos Maravillosos Años: Hércules de PlayStation 1

Imagen destacada: GOG.

Es difícil elegir un solo juego de mi infancia, pero por la diversión que aportó y las horas familiares que le echamos a este pequeño tesoro de caja cuadrada elijo Hércules de PlayStation 1. Un plataformas de aventuras y acción con frases repetitivas grabadas en mi memoria que fue lanzado para reforzar el estreno de la película y en el que perseguíamos un objetivo: ¡pasar de cero a héroe!

Esto tal vez suene un poco carca, pero creo que la infancia fue la época en la que disfruté más libremente de los videojuegos. Supongo que no seré la única. Tengo recuerdos muy cálidos de jugar sin pretensiones, sin análisis y, sobre todo, sin ningún maromo que viniera a explicarme cómo debía jugar o disfrutar de un título en concreto. Por aquel entonces no existían los miedos a jugar online por si podían insultarme o echarme del grupo por manquismo, ni las presiones de nadie por levear para que pudiéramos avanzar más rápido. Sí, ahora soy más de experiencias videolúdicas en solitario o, si acaso, a cuatro manos con aquellos con los que tengo confianza y sé que no me voy a sentir juzgada.

Por eso me resulta difícil elegir un título de mi infancia que destacar a priori. A mi cabeza enseguida vienen títulos que me traen remembranzas de despreocupación y compañía, sobre todo de mi hermano mayor. A pesar de ello, y confiando en que en el futuro podré sacar otros a relucir, al final me he decantado por un juegazo al que los dos pequeños de la casa le echamos horas sin fin: Hércules (Eurocom y Tiertex Design, 1997).

Hércules - Terebi Magazine

¡Ganar galardoooooones, dinero a montooooooooones!

Este juego, también conocido como Disney’s Hercules y Disney’s Action Game Featuring Hercules, forma parte de esa época dorada de Disney durante la década de los noventa en la que acompañaba sus estrenos de este tipo de material para ampliar su alcance (no existían las campañas virales ni los influencers y youtubers a los que pagar para promocionar tu juego). En mi hogar crecimos con la mítica PlayStation 1. No contábamos con muchos juegos porque nuestras circunstancias no eran muy boyantes y había que administrar bien los regalos que se les hacían a los críos que éramos entonces, así que le sacamos bien el jugo a todos los que cayeron en nuestras manos.

Hércules es (¿o era? ¿tan viejita soy?) un juego de acción en el que tenías que ir avanzando niveles que correspondían a momentos de la película y que estaban enlazados con cinemáticas de la misma. Lo que viene a ser un juego de plataformas de toda la vida, con un protagonista heroico musculado y pixelado a partes iguales, salvando damiselas y atenienses mientras tragaba monedas en medio de una musiquita que todavía tengo pegada al cerebro (la música del juego no es nada desdeñable, por cierto).

Así, Hércules contaba con diez niveles y tres modos de juego diferentes (principiante, medio y hercúleo), y te obligaba a jugar en medio o hercúleo si querías desbloquear los dos últimos niveles. Una fantasía de criaturas mitológicas que vencer mientras le hacías ojitos a Meg y tratabas de pasar de cero a héroe a base de espadazos y obstáculos. Mi hermano y yo tal que así: Vamos a ver, Centauro, Hidra, Arpías, Medusa, Gorgona, Titantes, Hades… ¿Vosotros y cuántos más?

Recuerdo la inquietud antes de saltar en un lugar del juego donde ya había muerto unas cuantas veces, la emoción de conseguir una espada de fuego (uno de sus power-ups) y la frustración con mi hermano cada vez que nos quedábamos atascados en una pantalla (por aquel entonces, para nosotros, no había ni niveles, ni capítulos ni actos: todo eran “pantallas”). De hecho, uno de los momentos más divertidos que me vienen a la memoria es cuando, incapaces de pasarnos el tercer nivel (en el que tenías que vencer al centauro después de recorrer el bosque), vino mi tía a casa y nos ayudó hasta que conseguimos pasarlo, chillando los tres como locos cada vez que conseguía pulsar las teclas adecuadas y subirse encima de la criatura mitológica para domarla.

Nosotros no éramos de pirateo, pero sí de trapicheo. El papel arrugado con las contraseñas de cada nivel copiadas a lápiz que un amigo de mi hermano le había pasado era como nuestro tesoro-comodín, escondido en la cuadrada carcasa del juego, detrás de su folleto, porque queríamos conseguir esos dibujitos que desbloqueaban pantallas de manera totalmente autónoma.

Hércules - Terebi Magazine
Imagen: GOG.

Los movimientos eran torpes e irreales y la gravedad brillaba por su ausencia, pero nosotros empezábamos el juego entusiasmados, de la mano de Phil, nuestro entrenador favorito. Todavía hoy recordamos las míticas frases que iba soltando en el primer nivel del juego (sacadas de la película): ¡Eso es! ¡No está mal! No pensaba precisamente en eso… ¡Pero no está mal! o ¡Usa la cabeza! ¡ASÍ NO!

Aunque la mejor, sin ninguna duda, porque no entendíamos lo que decía pero lo repetíamos con emoción y hoy todavía es reconocible en nuestra memoria: ¡El consumo! Esto, por supuesto, era lo que nosotros entendíamos (ay, Disney, ya formando pequeños capitalistas, ¿eh?), pero en verdad Phil gritaba algo así como ¡Hercozumo! (de esto me he enterado ya después, porque obviamente era mucho más divertido ponernos a gritar EL CONSUMO como locos en mitad del salón cada vez que encontrábamos un batido gigante que nos rellenaba la barrita de vida).

Hércules - Terebi Magazine
Imagen: GOG.

Me es imposible no recordarlo y sonreír al instante. Aunque también me acuerdo del clip de game over, el puñetero Hades diciéndote: Juego, set y partido. Maldito. Ahora lo pienso en retrospectiva y me parece algo tosca la manera en la que Disney infló el juego de clips y diálogos de la película, pero en ese momento nada de todo esto importaba.

Supongo que es lo que tienen los títulos que nos han acompañado en nuestra infancia, que por muy frustrantes que en ocasiones resultaran nos han dejado huellas en forma de recuerdos tiernos y, muchas veces, en compañía. ¿Quién no se acuerda de sus hermanas, sus primas, sus amigas…? De momento, la nostalgia y la diversión de este título de PlayStation 1 se pueden revivir sin necesidad de emulador gracias a GOG, que lo lanzó el año pasado para pc (solo en inglés, eso sí, sin ¡consumos!, lo cual es una pena).

¿Quieres leer más contenido melancólico sobre nuestros juegos de la infancia? Aquí tienes unos cuantos:

Elena Cortes Alonso

Un día me puse enferma y no pude ir al cole, así que enchufé la Playstation de mi hermano y me enganché a Crash Bandicoot. Desde entonces soy adicta a las historias que cuentan los videojuegos. Y a la escritura, al cine, a viajar, a todo aquello que se geste en las calles, y al katsudon.

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3 comentarios

  1. Madre mía no lo has podido reflejar mejor todavía me acuerdo yo también

  2. […] Conforme han pasado los años he ido entendiendo de manera diferente muchos de los recuerdos que conservo de la infancia. Es totalmente natural, por supuesto; entran nuevas estructuras en juego que modifican el prisma por el que vemos la realidad y nos damos cuenta de aspectos y recovecos que cuando éramos niñes y adolescentes leíamos con un código diferente. En este sentido, ahora soy perfectamente consciente del esfuerzo económico que supuso en mi familia que a nuestra casa llegara, al fin, una PlayStation 1 (como ya he mencionado en otros artículos sobre videojuegos de mi infancia). […]

  3. Este es de esos análisis del corazón que da gusto leer, hoy en día todo es gráficos, que no es online, que tiene muchos bugs, etc. Yo creo que los videojuegos han perdido cierta esencia con el paso del tiempo, y eso tiene que ver con su función principal ¡pasarlo bien!

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