¿No os ha pasado alguna vez que estáis en mitad de una transitada calle y os sentís como si en esa misma calle no hubiera nadie a tu alrededor? O cuando estás en un grupo de gente y sientes cómo una burbuja te rodea, haciéndote sentir lejanas las conversaciones de los demás.
Eso, amigos míos, se llama soledad.
No hace falta estar solo en una habitación para sentirla. La mayoría de veces, esa soledad nace de nuestra mente y, pese a que estemos rodeados de gente, se expande en nuestro interior y nos hace sentir el único ser humano del planeta. Pues bien, cada una de las tribulaciones que nos hace sentir la soledad las trae consigo la obra de Jo-Mei Games: Sea of Solitude.
Muchos son los estudios indie que tratan de llegar a la fibra sensible del jugador, haciendo resaltar situaciones humanas que se viven hoy en día, con la intención de empatizar con ellas, además de lograr que los que luchan en mitad de estas situaciones, se sientan identificados. En Sea of Solitude vamos a acompañar a Kay en su viaje por una ciudad inundada, buscando las respuestas a sus preguntas y, sobre todo, viendo cómo afecta la soledad a su persona y a sus relaciones.
UNA CIUDAD LLENA DE INCERTIDUMBRE
Nos despertamos en una barca, rodeados por un mar inmenso lleno de oscuridad. De repente, un haz de luz nos guía, el cual nos marca el camino. No sólo estamos acompañados de esa luz, sino también de los monstruos que nos acechan en las sombras, ya sea debajo del agua o en la oscuridad. Al llegar a la ciudad, nos encontraremos con varios monstruos que salen a la superficie y empiezan a decirnos cosas del estilo “no vales nada”.
Son como la vocecilla que nos susurra cuando estamos atravesando un bache emocional.
Por su parte, Kay habla consigo misma, permitiéndonos entrar también en el mar de sus pensamientos, por lo que podemos saber qué siente la chica ante la amenaza de los monstruos. Cada monstruo representa un problema real de alguien que lo ha sufrido, es más, están representados por familiares y amigos de la joven, los cuales abarcan situaciones como el acoso escolar o una relación tóxica. También se puede intuir las metáforas que nos arroja el juego ─ como la luz cuando nos alejamos de los monstruos y la oscuridad que nos envuelve cuando estamos cerca ─
Acercar la luz a cada monstruo supone arreglar el problema que han sufrido, llevándolos a una sensación de paz, cuyo precio es ir llenando la mochila de Kay ─ metáfora sobra la carga emocional que conlleva el tener esos problemas ─. Poco a poco se irá llenando, y aumentando su volumen, hasta el punto de que acaba explotando.
A lo largo de esta aventura, vamos a toparnos con momentos de puzles y de lucha contra los diferentes monstruos, dejándonos claro que se trata de un juego de plataformas. También habrá unos coleccionables que irán desentrañando la historia de los habitantes de esa ciudad, además de unas gaviotas que iremos encontrando por el camino. En todo momento, una luz nos guiará y nos indicará por dónde hemos de avanzar.
A nivel de jugabilidad, personalmente, se me ha hecho un poco extraño los controles y la cámara del juego. En más de una ocasión he echado de menos el poder mirar libremente a mi alrededor. En cuanto al combate, la verdad es que podrían haberlo desarrollado un poquito más, pues sólo consta de lanzar bengalas y esquivar a los monstruos. Cierto es que, al principio, podrían habernos dado un pequeño tutorial de cómo combatir, ya que, por ejemplo, en ningún momento te dicen que el monstruo del agua puede perseguirte y matarte si nadas en ella. Es cuestión de prueba y error, en algunos juegos no queda mal, pero aquí, al ser un juego de plataformas y que roza la sencillez, me hubiera gustado que me explicaran un poco cómo iba a ir la cosa para así evitar la frustración.
En cuanto a la parte artística de Sea of Solitude, el trabajo que han realizado ha sido bastante bueno, no sólo por cómo se ve el juego, sino por el lenguaje que usan para transmitir las diferentes sensaciones que la protagonista siente, llegando a ser un pilar importante que consigue sustentar al juego en sí.
EL INTENTO DE EXPONER PROBLEMAS SOCIALES
Para ser sincera, el tema de abordar diferentes situaciones que son susceptibles de crear trauma en el ser humano no está tan mal si quieres transmitirlo a través de un videojuego. Lo que sí es cierto es que, por la forma en la que avanzas en la historia, puede sacarte un poco de contexto y no empatizar del todo con el personaje de Kay por la forma de resolver los puzles y de moverse en el juego. No es, como por ejemplo, en Gris, que a la protagonista le cuesta andar por el dolor de la pérdida, además de que la muerte no está presente en el juego. El hecho de que mueras una y otra vez en un puzle, hace que te llenes de frustración y acabes cerrando el juego sin haber sentido la depresión que la protagonista sufre en su interior. Incluso en los propios diálogos, la protagonista no muestra mucho lenguaje corporal, por lo que te puede llegar a sacar del ambiente.
En definitiva, hay que reconocer que el guion de Sea of Solitude no está mal y las metáforas que se usan son claves a la hora de meditar sobre el abanico de problemas que expone el juego. La verdad es que, aunque parezca mentira, tanto el elemento narrativo como el jugable, se combinan bien y dan como resultado un juego entretenido que te acerca un poco más a la cara oscura de la sociedad actual.
¿Consigue despertar la conciencia de los jugadores, de cara a las situaciones que se viven hoy en día? Quizás, en mi opinión, se quede un poco en el límite, aunque es de agradecer que se haya hecho un intento por visibilizar los conflictos sociales que puede llegar a tener el ser humano.