Ilustración de cabecera realizada por Lidia Domínguez.
Para hablar de lo que más me ha interesado de este juego, tendría que hacer spoilers muy grandes, así que me voy a limitar a recomendarlo para daros tiempo a jugar. ¡PERO HACEDLO! (Voy a gritar mucho en este artículo).
-¿Se está cachondeando de mí? Vaya mal rollo, qué leches es esto- Esa fue mi sensación cuando empecé a jugar a OneShot, un juego en el que la cuarta pared es inexistente. La desarrolladora “Little Cat Feet” ha creado un mundo en el que ha incorporado varios finales, siempre rascando en la curiosidad del jugador, en el que el protagonista habla con nosotros y nos cuenta lo que siente, y en el que tenemos que jugar con archivos de nuestro PC para poder resolver los puzles.
Creo que esto es algo o que poca gente sabe o a lo que no han dado importancia (según he leído en otros análisis de Oneshot), y a mí es lo que más me ha fascinado.
No quiero hacer spoilers, así que intentaré animaros a jugar sin contaros mucho. Empezamos el juego manejando a Niko, un adorable personaje con rasgos gatunos que se despierta de repente en un mundo que no es el suyo. Se levanta de la cama en la que aparece, explora su alrededor y consigue encender un PC, el cual directamente nos habla a nosotros. A TI, CON TU NOMBRE, TE LLAMA POR TU NOMBRE. Ya ahí me recorrió un escalofrío, minuto uno.
Vas descubriendo una historia pos-apocalíptica, en la que Niko parece ser un mesías enviado para restaurar el sol en ese mundo, y así la energía.
En un principio todos los personajes que te encuentras son robots, la mayoría apagados, y simplemente tienes que ir investigando. En este sentido OneShot es, simplemente, una aventura gráfica normal y corriente pero sin cuarta pared. Hablas con los personajes, Niko habla contigo, recoges objetos, los combinas, etc.
Aún siendo la parte simple del juego, los entornos y los NPC son muy chulos (aunque a veces algo repetitivos, todo hay que decirlo). El mundo se divide en tres territorios: el primero con los robots, donde se despierta Niko; el segundo con humanos un tanto extraños, que viven en el campo con sus cabras (alguna más loca que otras. Acordaos de esto); y el tercero con humanos, con la característica de que muchos no tienen una cabeza normal, y la verdad es que no sé porqué.
Conforme avanza el juego nos damos cuenta de una cosa: Si devolvemos el sol a ese mundo, Niko no podrá volver al suyo. Ahora toda nuestra preocupación gira entorno a esto, ya que el mundo en el que nos encontramos está corrupto. Unos cuadrados aparecen como por arte de magia por todos lados, dejando inutilizado el objeto o la zona que toca.
Todo el rato nos están repitiendo que el mundo no tiene remedio, aunque pongamos el sol (una bombilla) en su sitio. Así que te toca hacerte responsable de intentar salvar ese mundo o salvar a Niko. Me dio mucha rabia cuando me tocó decidir, pues llevas hablando con Niko todo el juego y, de repente, él no tiene nada que decir, confía en ti y en tu criterio, y me sentía fatal. He de deciros que tomé una decisión y, después, me vi en YouTube el otro final.
Y, cuando decides, el juego te muestra unas imágenes para que intuyas lo que ha pasado, y se te cierra. Esto lo hace varias veces a lo largo de la historia, cada vez que Niko está cansado y nos pide dormir, OneShot directamente se cierra. Deja a Niko dormir tranquilo. PERO AHÍ ESTABA YO, dándole al botón de jugar ipso facto, y es entonces que el juego nos muestra el sueño de nuestro protagonista, y éste habla con nosotros sobre él cuando se despertaba.
Así que para no perder la costumbre, cuando el juego finalizó y se cerró, me puse a abrirlo 20 veces. Y siempre se cerraba.
Yo pensaba “No puede ser, o sí porque es un Indie, pero no creo, algo pasa”. Así que lo desinstalé, lo volví a instalar y al darle a jugar PASABA LO MISMO. No había retorno, por eso se llama OneShot.
Pero no es verdad, sí que hay más, mucho más juego. Que lo sepáis. Y ahí es donde comienza lo interesante, pues aunque sigue siendo una aventura gráfica, los puzles que resuelves tú (no Niko) a través de esa cuarta pared inexistente cambian, y también cambia la historia. Empiezas a descubrir muchas otras cosas, a entender qué ha pasado con el mundo, quién es el que te habla a través del los ordenadores directamente a ti, qué son esos cuadrados, etc.
Esta parte, con muchísima más profundidad y a lo Matrix total, es lo que hizo que me enamorase definitivamente del juego. Y hasta aquí puedo leer sin chafaros la historia.