We Happy Few: Tú no has probado un antidepresivo en tu vida, Hulio

Desde la salida del título We Happy Few se empezó a rondar una entrevista a Alex Epstein, el director narrativo de este, donde se le preguntaba sobre si dicho juego guardaba algún mensaje. La respuesta fue: “¡Claro! We Happy Few está inspirado en, entre otras cosas, la cultura de la prescripción de drogas – la idea de que nadie debería estar triste si puede tomar un pastilla y arreglarlo. También sobre la cultura de Facebook Feliz: nadie comparte malas noticias porque eso entristecería a la gente. Como cultura, hemos dejado de valorar la tristeza.”

Si le arrebatamos la lectura cultural inmediata que pueda tener (intentemos pensar bien), el significado de lo que dice es confuso. ¿“La cultura de la prescripción de drogas” existe? Sí, en realidad puede que dentro de unos años tengamos muchos problemas porque se consumen demasiados antibióticos y las bacterias cada vez muestran más resistencia a estos. Pero debido a su aclaración posterior y el tema del juego dudo que se refiera a la prescripción de medicinas que curan dolencias físicas. Debe, por supuesto, referirse a las pastillas para “arreglar” la mente. El problema llega aquí, no existen las pastillas que te hagan dejar de estar triste. Lo más parecido a pastillas que te “cambian el ánimo” en el momento son los ansiolíticos -medicinas para la ansiedad-.

Por supuesto, la ansiedad no es tristeza aunque sí que puede llegar a inducir en estados obsesivos que pueden producir el llanto por nimiedades como quedarse sin papel higiénico. Es más un comportamiento errático que induce en un estrés constante a quien lo sufre, que un estado de “ánimo”. Los ataques de ansiedad incluso pueden producir una respiración frenética e ineficiente que puede desembocar en desmayos por falta de oxígeno. Por tanto, tratar médicamente la ansiedad es una necesidad que mejora la calidad de vida de muchas personas.

Gif realizado por Kirun

Aun así, no creo que Alex Epstein se estuviese refiriendo a los ansiolíticos, al menos no solo a ellos. En el juego We Happy Few se muestra que la principal motivación de la ingesta de Joy (la pastilla que te da “felicidad” instantánea) es la evitación. Tratar de olvidar los malos recuerdos y los aspectos negativos de la vida. Algo como olvidarse de un trauma sin enfrentarte a él. Esto poco tiene que ver con los ansiolíticos, que al fin y al cabo, son una especie de calmantes.

Las únicas drogas que conozco que se utilizan de forma evitativa son las drogas recreativas. Alcohol, tabaco, cocaína, … Drogas que todos conocemos y que solo unas pocas son legales y de libre acceso. Puede que casi toda la población haya escuchado la frase hecha “ahogar las penas en alcohol”. Para más inri, estas son muy atrayentes para las personas con enfermedades físicas o mentales porque suponen una evitación momentánea de la dolencia, a pesar de los efectos negativos a medio y largo plazo. Además, las drogas recreativas no solo pueden producir pérdida de memoria, también desajustes cognitivos que cuadrarían con la forma errática de actuar de los Wastrels -quienes por decisión propia o porque han dejado de sufrir los efectos, han parado de tomar Joy-. Además, la jerarquía entre consumidores de Joy y Downers (“deprimentes” en inglés) se parece a las dinámicas sociales de algunas discotecas o fiestas universitarias, donde el consumo de drogas recreativas se convierte en casi una obligación.

Sin embargo, sigue sin cuadrar por un pequeño detalle: no se prescriben drogas recreativas. Es verdad que algunas drogas que se recetan pueden usarse de manera recreativa, sobretodo las que quitan el dolor. Otras pueden crear adicción, como algunos ansiolíticos. Sin embargo, por eso van con receta, para suministrarlas a quien las necesita y en la cantidad adecuada.

En este punto debo aplicar la lectura social y asumir que cuando habla de tristeza habla de depresión. Que Alex Epstein considera que los antidepresivos tienen alguna función evitativa. Y no me gusta, porque me parece la opción más antiintuitiva. Sobretodo por el efecto instantáneo de las píldoras Joy. Los antidepresivos tardan entre un mes o dos meses en producir algún efecto, si llegan a producirlo. En caso de no hacerlo, te cambian de medicamento o dosis y vuelta a esperar. Es más, durante esos primeros meses lo más común es que todos los síntomas de la depresión empeoren. Literalmente en la caja pone que pueden producir pensamientos suicidas, lo que muchos que tomamos estos medicamentos queremos evitar en primer lugar.

Sin mencionar que la depresión no es una emoción como la tristeza sino un estado o enfermedad mental debida a que el cerebro produce neurotransmisores en cantidades inadecuadas. Por igual ocurre con otros trastornos como la esquizofrenia, el parkinson, la ansiedad, etc. Y muchas veces la depresión es crónica o el paciente predispone a ella por genética. Debido a que en estos casos no hay cura ni componentes externos que la produzcan, la única solución es medicarse para llevar una vida medianamente ordenada.

Y, desde mi experiencia como consumidora de antidepresivos y que le van bien: los antidepresivos no sirven para evitar los problemas. No te hacen no estar triste, al igual que la depresión no anula tu capacidad de estar contento. No te hacen sentir menos ni te vuelven una marioneta para el sistema. Precisamente, los antidepresivos son una ayuda para enfrentarse a los problemas y luchar por ti y por los demás. Si la depresión es una ventisca que te congela por dentro y por fuera, los antidepresivos son el abrigo que te da la fuerza para apartar la nieve de tu puerta y salir de casa. No son la solución, pero sí una gran ayuda que, combinada con terapia con un profesional, puede devolverte a ser quien eras antes de la enfermedad.

Por todo esto, espero de Alex Epstein pueda explicar algún día mejor a lo que se refiere, porque de momento la declaración o es confusa o desinformada. Y así darle un buen final a We Happy Fewel cual a pesar de lo que parezca, me ha resultado bastante entretenido y con un gran trabajo detrás.

Luc "Naril" Alvarado Horrillo

Jugadore desde niñe y fan de las aventuras gráficas tradicionales. Game Developer como oficio. Hago juegos narrativos cuando me dejan.

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