*Ilustración del encabezado realizada por Raquel Rojas
Mi afición por las novelas de misterio, policiacas, thrillers o como queráis llamarlas, me viene de lejos. Y por línea paterna. Después de que devorara todos los libros de Los Cinco de Enyd Blyton, fue mi padre el que tuvo la brillante idea de presentarme a la dama del crimen, Agatha Christie. Primero con Miss Marple, luego Poirot, Tommy y Tuppence y todo lo que aquel cerebro prodigioso tuvo a bien dejar plasmado en forma de novela, relato u obra de teatro. Y de ahí, a Sherlock Holmes solo había un paso, claro.
Por eso mismo, uno de los primeros videojuegos que me compré con mi paga fue El Caso de la Rosa Tatuada. Era el año 1996 y pasé horas y horas en una Baker Street hecha de píxeles. Desde entonces he jugado todos los títulos que han caído en mis manos del detective creado por Conan Doyle. Sin embargo, no he hecho lo mismo con los basados en la obra de Christie. Cierto es que han sido bastantes menos (cinco en 11 años), pero teniendo en cuenta que si tengo que elegir entre Christie y Doyle me quedo con la primera, el descuido no tiene perdón. O igual sí una vez que he jugado Agatha Christie: The ABC Murders y puedo comparar.
Todo lo que había leído sobre este título eran buenas críticas, más o menos entusiastas, pero todas ellas acababan recomendando el juego, así que se convirtió en una compra obligada. Aunque no en una compra fácil, todo hay que decirlo. Qué queréis que os diga, prefería tener copia física y eso dificultaba todo un poco. Finalmente, hace unos meses, pude hacerme con una copia de segunda mano a un precio más que razonable y me lancé a por ella. No sólo quería jugar el juego por el juego mismo, sino también para poder compararlo con cualquiera de Sherlock o, más concretamente, comparar las mecánicas y experiencias de juego que ofrecen uno y otro. En el caso de Holmes los elegidos han sido Crimes&Punishments y The Devil’s Daughter.
El objetivo final, coronar un ganador en mi ranking personal.
Lo que tienen en común
Búsqueda de pistas. En ambos casos es necesario prestar atención a tus alrededores para recopilar información necesaria para resolver el caso. Las diferencias vienen a la hora de interpretarlas, o cuando dejas de investigar algo. En el caso de Poirot, la acción no avanza hasta que completas un escenario, mientras que con Holmes puedes seguir haciendo otras cosas, aunque eventualmente tendrás que volver a la escena si quieres desbloquear todas las opciones.
Perfiles de testigos. Una vez más, ambos juegos comparten mecánica: puedes conseguir más información sobre el casi y hacer perfiles de los sospechosos o los personajes implicados en el caso con una observación más en profundidad. El efecto inmediato en The ABC Murders es hacerle la vida un poco más fácil a nuestro detective, mientras que en Crimes & Punishments y The Devil’s Daughter pueden ayudarte incluso a reconstruir lo sucedido, abriéndote distintas interpretaciones a las pistas. Es más, en el último título de Sherlock, la deducción corre de tu cuenta, y la opción de fallar con el perfil es real. Con las consecuencias que ello puede tener para la resolución del caso.
Interrogatorios. Cada vez que nos enfrentamos a un testigo, o un sospechoso, tendremos distintas opciones de diálogo, que generarán más o menos información dependiendo de lo que seleccionemos. Con los dos detectives correremos el riesgo de hacerlo mal, y no conseguir todos los datos que necesitamos, al menos en un primer intento. Porque es verdad que en muchas ocasiones, a Poirot se le concederá una segunda oportunidad.
Proceso de deducción. La recolección de pistas y perfiles tiene, como ya hemos dicho, una aplicación práctica: conseguir averiguar qué ha pasado. Ya sea mediante nuestras “células grises” o el “espacio de deducción”, tendremos momentos en la historia en las que tendremos que sacar conclusiones con los datos que tenemos: ¿cuál es el móvil del crimen? ¿A qué hora ocurrió la muerte? ¿Es el testigo sospechoso o inocente? Y, sin embargo, vuelve a haber un claro ganador en la experiencia. Y es que con Sherlock, las cosas no son siempre inamovibles. El mismo personaje puede ser sospechoso o inocente según las interpretemos, lo que nos permite tener más de una resolución de cada caso. Ojo, sólo hay una correcta, pero, a diferencia del detective británico, nosotros no somos infalibles, y el juego lo refleja. Cuando encarnamos a Poirot eso nunca pasa, solo existe una combinación acertada, y cualquier otra opción no tendrá ningún efecto.
Puzzles, rompecabezas y minijuegos. Al fin y al cabo, nos encontramos ante aventuras de deducción y lógica, y la mejor forma de dar vida a este aspecto es introducir pequeños retos para lograr determinadas pistas. En este caso, la diferencia radica única y exclusivamente en su dificultad, muy básica en el caso del detective belga y en ocasiones demasiado compleja en el del británico. Aquí el ganador es cuestión de gustos personales. Pero entre copiar la posición de unos pájaros o averiguar una secuencia lógica, yo me quedo con la segunda. Todas las veces.
En qué se diferencian
Gráficos. Este aspecto es tan evidente, que parece casi innecesario referirse a él. Pero en justicia hay que decir que lo que buscan son cosas tan distintas, que el arte final no podía parecerse ni por asomo. Y la virtud que tiene en el caso de The ABC Murders es la de hacerte creer que estás disfrutando de un cómic animado. Algo que casa muy bien con la mecánica elegida.
Decisiones. Una vez más, cuestión de gustos, pero es agradable saber que tus decisiones tienen algún efecto en la historia. Y eso lo dice una amante de las aventuras gráficas clásicas. No se trata solo de que tus deducciones, no las de Holmes, determinen quién es el culpable, sino que puedes decidir qué hacer con la información: ¿vas a acusarle o le dejarás libre? ¿Qué dice eso de ti? ¿Y afectará a tus siguientes casos? En el caso de Poirot, el único efecto real de las decisiones que tomas (mirarte en un espejo, optar por una frase u otra) es, en términos generales, conseguir puntos de ego cuando tu comportamiento se acerca a lo que escribió Agatha Christie. Y más allá de apelar a nuestro espíritu coleccionista, lo cierto es que no tienen una aplicación práctica.
Acción. Como es lógico, inexistente en Poirot. Y es que solo a Kenneth Branagh se le ocurriría hacerle protagonizar una persecución en la nieve. En el caso de Holmes, ha ido ganando peso con el desarrollo de la saga, y si bien no es una Lara Croft, lo cierto es que el añadido no hace ningún daño, y aporta un poco más de novedad en The Devil’s Daughter.
Y el ganador es…
Estoy segura de que si habéis seguido todas las pistas, y habéis leído entre líneas, tenéis claro con quién me quedo. Aunque The ABC Murders no es un mal juego de point & click, lo cierto es que cuando lo terminé me alegré mucho de no haber pagado el precio completo. Nada que ver con las sensaciones que siempre me han dejado los títulos basados en la obra de Conan Doyle, especialmente desde El Testamento de Sherlock Holmes. Sentir que, de alguna manera más o menos real, tus decisiones tienen consecuencias, y que la resolución del caso depende también de tu capacidad como detective es mucho más satisfactorio que seguir un guion establecido. Será que me recuerda a las primeras veces que me leí las novelas de los dos genios británicos y trataba de averiguar quién era el asesino antes que el propio detective. Spoiler: casi nunca lo logré.
Sé que este análisis comparativo no está completo, y que mis células grises olvidan pequeños, o grandes, detalles que hacen de cada título una experiencia única. O que los convierten en hermanos siameses. Pero al final, cuando se trata de elegir un preferido, no siempre nos basamos en la lógica y los datos, sino en las sensaciones que nos provocan. Y en este caso, no tengo ningún pudor en declarar mi amor eterno por Sherlock Holmes.