Moonlighter: ¡dadme más dinero!

Me hacía mucha ilusión jugar a Moonlighter desde que lo vi anunciado, antes de su fecha de lanzamiento, así que lo compré a la semana de que saliese…y que conste que tardé una semana sólo porque esperaba que saliese para Switch, pero como aún no han anunciando cuándo lo sacarán en esta plataforma ya no podía aguantarme más. ¿Por qué esas ganas? Pues porque Moonlighter es un juego precioso y cuidado, además de un roguelike (y sólo tuve que leer que era un roguelike tipo The Binding of Isaac para que consiguiera captar mi atención, aunque después de haberlo jugado quizá decir eso no es tan acertado) y nace de una desarrolladora española: Digital Sun. Aunque esto último quizá no sea lo primero ni lo más importante, sacar adelante una desarrolladora de videojuegos es un proyecto muy amplio, complicado, que requiere mucho tiempo y esfuerzo; y queremos apoyar a las pequeñas desarrolladoras que cerca de nosotras de adentran en esta aventura, un terreno no sin dificultades.

Moonlighter nos adentra en la vida de un peculiar pueblo, Ryonoka, en el que hace un tiempo aparecieron unas mazmorras laberínticas de las que se desconoce su naturaleza. Estas mazmorras se generan aleatoriamente sin que nunca cambie, eso sí, la dinámica de juego dentro de las mismas. Es decir, no encontramos objetos que cambien nuestras habilidades ni nuestra forma de jugar (como ocurre en el Isaac), lo único que cambia son las propias habitaciones de la mazmorra y su mapa (del que solo tenemos conocimiento según vamos descubriendo). Aún así, las mazmorras (con sus enemigos) no se hacen pesadas, son bastante entretenidas y enganchan por su dificultad.

A pesar de que el recorrido por los cuatro niveles (el último corresponde al boss) de cada una de las cinco mazmorras no es sencillo, no resulta especialmente frustrante porque, aunque al morir pierdes los objetos que hayas ido recolectando (en nuestra mochila podemos llevar sólo – y esto es así durante todo el juego – 15 objetos que perderemos al morir y 5 más que podemos llevar encima y no perderemos), no se tarda nada en poder volver a jugar. Creo que a esto último nunca le había dado mucha importancia hasta que jugué al Swords of Ditto, otro reciente roguelike de monísima apariencia y cuidado al detalle, que consiguió desesperarme por el tiempo en el que se tardaba en volver a jugar tras morir (y es que te vuelven a contar toda la historia de por qué tienes que salvar el pueblo, quién es la malvada Mormo, etc.).

Pero ésta no es la única faceta de este juego, la visita a las mazmorras es tan necesaria para avanzar en el juego y conseguir objetos como la venta de esos mismos objetos. Al fin y al cabo, somos Will Moonlighter, y tenemos una pequeña tienda familiar que gestionamos. En ella seleccionaremos los objetos que queremos vender (ya que también necesitaremos algunos de ellos para conseguir mejor armadura, espada, arco o lanza), y tendremos que elegir el precio que le ponemos, teniendo para ello en cuenta la reacción de nuestros clientes (¡ojo! Si se le ponen dos monedas de oro por ojos al ver el precio, es que estamos regalándolo) y la oferta y la demanda, ya que si vendemos mucha cantidad de lo mismo eso hará que baje su precio. Conseguir más dinero (lo cual sólo es posible a través de nuestra tienda) es esencial para que nos vaya mejor contra nuestros enemigos y podamos avanzar por las cuatro mazmorras: la primera en forma de cueva, la segunda que es un bosque, la tercera un desierto y la cuarta con ambiente tecnológico (hay una quinta en la que nadie ha conseguido entrar y que desde el comienzo del juego es la obsesión de Will). Will no sube de nivel y en las mazmorras no encontrará nada que le ayude…solo podemos conseguir dinero para traer al herrero y a la alquimista a la ciudad y fabricar pociones, encantamientos y mejoras para nuestro equipamiento. Vamos, que tienes que farmear para sobrevivir, tener cuidado en no perder los objetos que tengan más valor, tener cuidado para no estar vendiéndolos demasiado baratos e incluso tener cuidado en cómo colocas los objetos en la mochila, ya que algunos tienen una maldición y destruyen algunos de los objetos que tienen cerca, o sólo pueden ser colocado en el fondo o en los lados de la mochila.

Cuando me pillé el juego mi compi me preguntó: “¿de verdad quieres volver de currar para ponerte a currar en una tienda?” Pues sí, mantener la tienda es entretenido y, para mí, un descanso para cuando ya tengas ganas de tirar el mando a la tele tras morir unas cuantas veces seguidas. Esta variante de jugabilidad del Moonlighter hace que podamos centrarnos en las mazmorras y los enemigos y a ratos nos pueda dar más o menos igual los objetos que estemos consiguiendo, o bien (por necesidad o por gusto) nos centremos en la tienda, la cual también podemos mejorar, y entremos en la mazmorra prudentemente, para conseguir más objetos, con la opción de salir de ella utilizando nuestro amuleto (siempre y cuando tengamos también dinero, que como veis es un elemento central en el juego), y es que una vez que entremos no podremos darnos la vuelta y salir por donde hemos entrado, sino que tendremos que llegar a la última fase (las piscinas que nos recuperan la vida nos darán la pista de qué camino debemos seguir para llegar a la siguiente fase).

Me gusta esa alternancia entre modos de juego, creo que hace que sea un juego especialmente entretenido y equilibrado. Moonligther tiene algunos errores en cuanto a las peleas: enemigos que se quedan un poco pillados y un hitbox a veces poco exacto que nos puede agobiar de forma momentánea, además de algún fallo en los textos. Si ya es complicado presentar un juego sin bugs, lo es más aún cuando es un juego que mezcla distintas mecánicas de juego tan distintas: corregir cada una de ellas puede ser un trabajo realmente farragoso. Aún así, estos pequeños errores no hacen a Moonlighter injugable ni mucho menos, y es de esperar que vayan arreglándolos poco a poco.

En definitiva, no os podéis perdéis este título, que se puede conseguir por sólo 19,99 euros para la Play, y disfrutar también de sus gráficos geniales y de una música que nos sorprende por su delicadeza y por estar muy bien traída a la historia. Estaremos pendientes de su estreno en Switch y de las novedades que nos van trayendo lxs compis de Digital Sun.

Irene Martínez

Licenciada en Filosofía, gaditana de vocación y eterna doctoranda. Trabajo desterrada de guardiana de bases de datos en Minas Morgul y por las tardes trato con personajes adorables de videojuegos y cómics. Hago turno doble siendo expendedora de mimos al servicio de mi gata Emma y adorando a Seitán, mi señor.
@GrrlRbl

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