*Ilustración del encabezado realizada por Pelusa Orbital.
Para los ojos infantiles la realidad es una dimensión completamente distinta. Todas las cosas que los adultos identifican como comunes, en la mente de un niño puede representar el mayor de los tesoros o el mayor de los peligros. Y por ello muchas veces no hay que juzgar lo que los niños consideran importante. Desde un gato hasta una cera, puede haber un mundo de posibilidades.
Inteligente, curiosa, perspicaz y, tal vez, un pelín impulsiva; así es nuestra protagonista: Fran Bow Dagenhart, de tan solo diez años. A pesar de mostrar un comportamiento e intereses atípicos en una chica de su edad, Fran se crió en un entorno tolerante y bueno. Su vida transcurrió con normalidad junto a su familia y su mejor amigo, un gato llamado Sr. Medianoche, hasta la trágica noche en que vió una sombra por su ventana. Tras un rato sin poder quitarse la sensación de malestar, escuchó ruidos extraños procedentes de la habitación de sus padres… y allí sucedió lo peor. Al escuchar varios gritos agónicos, la niña corrió hacia la habitación para encontrar los cuerpos desmembrados de su padre y su madre. Llena de dolor y miedo, Fran corrió en dirección al bosque junto al Sr. Medianoche. Allí perdió la consciencia, para despertar más tarde en un lugar distinto y bastante más aterrador: un psiquiátrico infantil. No había rastro de su mascota… ni de su familia.
Sin embargo, la verdadera pesadilla comienza cuando Fran es obligada a tomar una medicación llamada Duotine, que le hace ver cosas horribles. Cadáveres, criaturas sin piel, sombras que parasitan a otros niños… Nada por lo que nadie quisiera pasar dos veces. Pero es su única manera de escapar, o al menos eso le dice el Sr. Medianoche en sueños. Acceder a esta otra dimensión la puede ayudar a salir de allí y a encontrar a su gato, ¿pero a qué precio? ¿Es realmente Medianoche quien le habla en sueños? A pesar de todo, la promesa de una vida junto a él y su tía Grace, la única familia que le quedaba, es demasiado tentadora.
Con esta premisa comienza Fran Bow, una aventura gráfica point-and-click en la que deberemos ayudar a Fran a volver a su hogar y recuperar lo que que queda de sus familia. Esta considerada dentro del terror psicológico aunque no trata de asustarte tanto como de darte malas vibraciones. Gracias a las pastillas cada escenario tiene dos “formas” -una buena y otra mala, por así decirlo- y en cada una hay objetos y pistas únicas que nos permitirán avanzar en la historia. Recogeremos muchos aparatos que gracias a la imaginación de Fran se convertirán en herramientas en nuestra aventura.
Los comentarios de Fran sobre los elementos interactuables nos dicen mucho de su manera de ser. Es una niña dulce, a veces demasiado inocente, y también muy optimista. Incluso frente a las visiones más horripilantes, es capaz de sacar lo mejor (llega a hablar con animales muertos con la misma ilusión con la que le habla a un tiovivo). Tal vez por eso, puede llegar a transmitir la sensación de que le falta cierta sensibilidad o es un poco sádica, pero nada más lejos de la realidad. Aun así, el juego se aprovecha un poco de ello para hacer un humor raro y siniestro.
Otra de las cosas más interesantes del juego es la curiosa representación que hace de las enfermedades mentales y los traumas psicológicos. Tras ingerir cada dosis de Duotine, Fran es capaz de verlos físicamente como unas sombras que pululan alrededor de los pacientes. Y no solo eso, sino que en algunas ocasiones parecen querer comérselos o los despojan de toda humanidad.
Fran es una niña dulce. A veces, incluso demasiado inocente.
Si hay un caso especialmente triste de entre todos los que encontramos, es el de Adelaida Fugents (7 años). Nos la encontraremos en su cuarto dibujando sobre las baldosas del suelo con una cera de color rojo, y al acercarnos veremos que lleva diversas heridas autoinfligidas en las muñecas. Ello nos hace pensar que ha intentado suicidarse o, al menos, hacerse cierto grado de daño. En el mundo de la locura, la niña aparece representada como una muñeca de trapo en brazos de una de esas sombras, con varias marcas de manos ensangrentadas en el pecho y la entrepierna, evidenciando que la causa de su enfermedad son los abusos sexuales que sufrió por parte de un adulto. La barba de la sombra sugiere que pudo ser un anciano.
Pero aun así, te llegas a preguntar si ese es el mejor lugar para esos niños. Un hospital frío sin poder tener contacto con sus seres queridos. Sin recibir el amor que necesita un niño a esa edad. Y todo esto sin mencionar las practicas médicas abusivas que se llevaban en la época en la que se sitúa la historia (1940-1950). Muchos de estos centros se aprovechaban de los niños huérfanos como Fran para experimentar, ya que al fin al cabo nadie les iba a echar de menos. Dentro del juego, llegamos a tener acceso a una habitación con celdas y una sala de cirugía. Muchas de ellas llenas de personas destrozadas física y mentalmente debido a que las han usado como cobayas. Ninguna operación parece haber salido realmente bien y alguna haber acabado en muerte. En realidad, debido al estigma social alrededor de las enfermedades mentales, las familias realmente nunca llegarían a quejarse de la muerte de un paciente por estar sometido a prácticas brutales. Es más, casi sentirían que les quitan una carga. Esto deja la vida de los enfermos en el poder de los dirigentes del psiquiátrico. Y aunque hoy en día las cosas han mejorado, no son tan distintas como nos gustaría.
A nivel artístico es un juego brillante. Pocos juegos consiguen combinar tan bien la estética con la trama. Las ilustraciones parecen sacadas de un cuento infantil pero con un giro terriblemente siniestro. La paleta de colores, la textura de los sprites,… hace pensar que con un estilo distinto el juego no tendría el mismo encanto.
En cuanto a la narrativa, la historia es bastante metafórica. La mayor parte del tiempo no sabes si lo que pasa es real o no. Pero lo importante no es si los hechos ocurren como aparecen o son un producto de la imaginación de Fran, sino lo que significan para ella. La historia se centra en su psyche y en cómo esto afecta a su desarrollo de personaje. Como una inocente niña se ve guiada a hacer cosas incluso perversas para conseguir lo que más desea: una familia. Y sin embargo, todas las cosas se pondrán en su contra. Incluso cuando consiga pequeños momentos de paz, su felicidad no durará para siempre. Siempre la perseguirá Remor, el demonio, vaya a donde vaya.
Lo que mueve a Fran es el deseo de recuperar a su familia
No es un juego feliz, pero habla de la esperanza. A Fran le pasan cosas horribles pero nunca jamás pierde la fe. Siempre se mueve hacia delante y a veces se cae, pero nunca se rinde. Su deseo de ser feliz, el deseo de volver a casa, es lo que la motiva. No es una simple chica buscando a su gato. Es un niña asustada que quiere intentar atrapar desesperadamente todos lo pedazos de felicidad que le han arrebatado. La infancia que le han robado.
Es juego ha sido creado por el estudio indie Kill Monday, formado por Natalia Figueroa e Isak Martinsson. El desarrollo de Fran Bow fue posible gracias a una campaña de crowfunding y por suerte tendremos más juegos de ello debido al éxito de esta obra. Y yo de verdad los espero con ganas.
[…] le hablas. Este estilo narrativo, que conocemos de sobra, podría ser aburrido. Ya hemos visto a Fran Bow no saber dónde leches está y hemos explorado nuestro entorno para desvelar los detalles del […]