Alice: una saga aún por acabar

Ilustración de cabecera realizada por Sara García.

Debo comentar que este artículo sobre la saga macabra de Alice, creada por McGee, en un principio hablaba sobre apoyar la tercera entrega que está en desarrollo. Pero la semana pasada leí un twitt de su creador que no me hizo gracia, y tuve que indagar en el motivo de su comentario, contextualizarlo (ya que el tipo es americano, y la cultura de allí dista mucho de mi forma de pensar) y, finalmente, separarlo de la obra. Iba a ser un artículo de apoyo, pero ¿cómo apoyar el trabajo de un artista que, quizás, sea un poco tonto del culo?

Me ha costado, de verdad, seguir adelante con mi artículo. Pero lo voy a hacer por el siguiente motivo: Siempre hay gente con la que no estamos de acuerdo, siempre hay ideas que repudiamos, que no nos representan. Y si esas ideas son de creadores, nos molesta mucho más, ya que tenemos que decidir si apoyar el contenido o no. Evidentemente no estoy hablando de que McGee haga comentarios muy fuera de lugar, ni que sea lo que denominamos un “mamarracho”. Simplemente comento que no estoy de acuerdo con algunas cosas que dice. Pero, independientemente de eso, he decidido apoyar esta saga.

Porque soy una amante del arte y la cultura, y estamos en un momento histórico en el que tenemos el poder de juzgar y de colaborar (o no) con lo que queramos, pero obviamente si venimos de una cultura de mierda, seguirá habiendo gente con ideas de mierda que siga creando contenido. Y, si no me muerdo la lengua y separo a la obra del autor de vez en cuando, no podría disfrutar de la mitad de las cosas que me gustan.

OJO, no estoy diciendo que debamos consumir contenido cultural sin ser conscientes de lo que estamos comprando ni a quién estamos apoyando. Al contrario.

Pero por eso mismo hoy os quiero hablar de la obra, de Alice, separándola del autor. Os quiero hablar de lo que a mí me transmite o lo que para mí significa, quitando que el creador me caiga mejor o peor.

Para mí la saga de Alice es una obra que habla sobre la ansiedad, lo que supone tener una enfermedad que te haga delirar (si es que es eso lo que le pasa a nuestra protagonista), y lo jodido de tener un trastorno y que la gente de tu alrededor o no te entienda o se aproveche de ti.

Primer juego: Amercian McGee's Alice

Tanto American Mcgee’s Alice como su secuela, Alice: Madness returns, hablan sobre el trauma que sufre Alice a raiz de un accidente que acaba con la vida de su familia.

En el primer juego nuestra protagonista, a través del mundo del país de las maravillas (macabro y gore) aprende a conocerse, a saber que se siente culpable por la muerte de sus padres, a enfrentarse con ella misma.
Aunque le dan el alta en el psiquiátrico al final del primer juego, en Alice: Madness Returns empezamos en un orfanato para niños con problemas mentales, en el que Alice sigue siendo supervisada por un psiquiatra, el cual parece estar muy a favor de olvidar los detalles de los incidentes para así curar al paciente.
La misión de Alice en esta segunda parte de la historia parece ser el de coleccionar todos sus recuerdos para saber qué ha pasado realmente con la historia de su familia, con su historia.

Me llama mucho la atención esta saga, pues aún teniendo un modo de juego muy parecido a otros muy famosos, es como si pasase desapercibido (excepto para sus fans). Ha creado una comunidad, amante del juego y del arte mismo de éste, que me parece fabulosa. De hecho el director del juego, McGee, ha buscado apoyo de mil maneras para poder completar la saga, ya fuese en consolas o en la gran pantalla. Electronic Arts estuvo implicada en la distribución del primer juego y en el desarrollo del segundo, pero les ha costado apoyar los demás proyectos presentamos por SpicyHorse. Pero pasan tantos años de la primera entrega a la segunda que es normal que la gente se olvide de la existencia del juego, sobre todo en una época en la que los juegos indies no tenían tanta trascendencia como actualmente. La primera entrega fue en el 2000, y la segunda en 2011, además de que hasta 2011 American McGee’s Alice sólo se podía encontrar para PC.

Yo, como buena macabra que soy desde pequeña, lo tenía (gracias a mi hermana, todo hay que decirlo). Pero mi PC era tan antiguo que ni cargaba las texturas, por lo tanto no pude jugar demasiado. Aún así el juego nunca desapareció de mi cabeza, y una vez que mejoré en mi estatus “ordenadil”, me lo instalé y me lo pasé pipa en un mundo en el que el terror no son los monstruos que te encuentras, sino descubrir si estás loco o no. ¿Te lo estás inventando todo? ¿Qué es todo esto que me rodea?

Segundo juego: Alice: Madness Returns

Pero es que además lo que el director tenía pensado para la tercera entrega me parece súper interesante. Si ya de por si me fascina el mundo de Alice, adentrarme en su cabeza y verla enfrentarse a sus traumas de una manera visceral (porque el juego es muy visceral, muy sarcástico, y muy oscuro); la idea de un MMO en el que las misiones fueran cambiar la mente de otro jugador me pareció una pasada.

Pero esta idea no les gustó tanto a los de EA, y desde 2013 McGees lleva peleando por conseguir hacer la tercera entrega. Han hecho cortos, una peli (si hacéis click aquí y os registrais tendréis acceso a éstos), han recaudado fondos, y finalmente hace un año se anunció que iban a trabajar en una nueva propuesta de la tercera entrega y que se la iban a mandar a EA.

Alice supone, para mí, una exploración de las enfermedades mentales (ya sabéis que me encantan estos temas). Si estás tan enfermito como yo y eres un tanto autodestructivo, seguramente el universo caótico y oscuro de este videojuego te flipe, pues no hay mejor descripción de cómo se siente uno que pasar por una puerta en la que pone «Objetos perdidos»; o por la que pone «Reconstrucción o destrucción, según demanda»; U «Olores y regurjitaciones». Por favor, no sabéis lo identificada que me siento y lo retorcidos y magníficos que me parecen el creador de este juego y su equipo.

¿Por qué? Pues porque los locos también nos merecemos nuestro hueco, y que un artista haga algo representativo sobre cosas que son tabús a tu alrededor, es algo bastante reconfortante.

En Terebi hemos hablado mucho sobre videojuegos que tratan la ansiedad, la depresión, los medicamentos y los traumas, los trastornos, etc. Me parece un medio artístico muy bueno para hacerle entender a la gente sensaciones que no han vivido.
La música, el teatro o la pintura son otros medios, pero realmente creo que los videojuegos nos sumergen de otra manera, ya que el entorno en el que se disfrutan es diferente, y también porque mezcla varios tipos de arte, y eso es siempre muy poderoso. Pero al ser una obra de arte en la que el espectador está participando, me parece muchísimo más cercano que explicar la depresión por medio de una canción.

Ponerte en la piel de Alice, verte a ti misma llorando sangre, aguantar a un gato que te ayuda pero al mismo tiempo se burla de tu cabeza, y que haya un trasfondo real en la historia (el accidente de su familia) es lo que me hace amar tanto este juego.
Me resulta muchísimo más creíble estar en este mundo de fantasía creado por una loca que, por ejemplo, jugar a los últimos Tomb Raiders y que haya cosas sobrenaturales porque sí, y que Lara tenga un imán en los pies para posarse sobre flechas.

Alice en el segundo modo de visión: El contrasentido

¿Qué tipo de juego es Alice: Madness Returns? Pues es un plataformas, shooter, con puzles y tiene dos modos de visión: el normal y uno en el que eres pequeñita y decubres caminos ocultos, pasas por cerraduras, etc. Además este segundo modo de visión es muy gracioso, porque Alice tiene hipo mientras está así, y me parece adorable. Es un juego bastante completo, incluso tiene un modo (cuando a Alice le queda poca vida) en el que la protagonista entra en frenesí y mete ostias como panes.

No sé, quizás sea algo mío, por mi percepción y mis gustos, pero si le echáis un ojo al trabajo que tiene esta saga detrás y os gusta, os animo a que apoyéis a McGee y a SpicyHorse por las redes sociales, en su patreon, o como podáis. Creo que es un trabajazo el de esta desarrolladora, y que merece salir adelante.

Salen al año soberanas mierdas, hagamos que salga algo bonito (y macabro).

Pelusa Orbital

Bella artista, profe y tatuadora. Me ocupo de organizar a las ilustradoras de Terebi, además de convencer a la gente de que el arte les salvará la vida, de ver cine independiente y suplicar helado.

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